Rusia​​2.1:​​Reinicio​​ o ​​una ​​trampa ​​para ​​la ​​élite

zabushko

Traducción: Igor Prokopyuk

 

10 Agosto 2015

09:00 Oksana Zabuzhko

Antes​​ de​ ​un ​​pasaporte ​​con​​tridente, ​​tiene ​​que ​​colocarse ​​una ​​barrera ​​de ​​control

Entonces ocurrió lo que, desde hace mucho tiempo, y de manera muy persistente, predecían para Ucrania sus mencheviques intelectuales, conmigo incluida: el Gran Éxodo de las élites políticas de Rusia desde su Titanic a nuestra cálida comarca, “donde todo se da en abundancia”, siguiendo el ejemplo de 1918 ésto se ha iniciado, el proceso ha comenzado. ¡El hetman Skoropadski ha de estar girando en su ataúd como un pollo en el asador!

A decir verdad, no ha sido muy buen comienzo, ha sido torpe y obtuso como todo lo de made in Rusia. Pero no cabe duda de que Masha1 , la nueva odesense, quien de un modo muy feo “torció ante el pueblo ucraniano su entrevista” (la fórmula creada en las redes sociales) y que recibió, después de lo ocurrido, el pasaporte ucraniano, sólo ha sido la primera golondrina liberada desde el bosque de osos ruso en nuestra dirección. Vendrán más Mashas y más osos, y mucho mejor preparados.

“Tío, ​​¡déjame​​ guiar!”

Al mismo tiempo que los indignados ucranianos, todos a una, corregían el error de Saakashvili, en el New York Times apareció un artículo que, junto a todo lo que ha revelado, sin pensar demasiado, Gaidarivna2 en Odesa (y cabe decir que ha revelado cosas muy interesantes), nos permite adivinar en parte el plan de negocio de todo el proyecto. Dicho artículo lleva por título “Russia’s Coming Regime Change” y al leerlo da la impresión, sin ningún tipo de ironía, de que se trata de una solicitud de empleo. Su autor, Andréi Kozirev fue el ministro de asuntos exteriores de Rusia de 1990 a 1996 y, evidentemente, el camarada de Gaidar, el padre.

Representante éste, digamos, del mismo equipo de reformadores que en la época de Yeltsin fracasó estrepitosamente al jugar a la democracia rusa y se vio obligado a ceder el timón al otro, el según Kozirev, clan malo del KGB (¡deberíamos pensar que el mismo Kozirev no tiene nada que ver con el KGB!). Y mientras éste último se hunde ante los escandalizados ojos del mundo, el primero se frota las manitas preparándose para la segunda tentativa en la barra fija. Éste es su columpio: hoy vosotros, mañana nosotros; el imparable péndulo del poder que durante los últimos 300 años hizo posible que el imperio Ruso se mimetizara y se reiniciase constantemente: o los zapadniki3 (Alejandro I y Speransky), o los eslavófilos (Nicolás I y su “autocracia, cristianismo ortodoxo, orientación al pueblo”); o Lenin y Trotski (internacionalismo y revolución mundial), o Stalin (cierre de fronteras y restauración de la esclavitud) que al igual que la sístole y diástole, se abre y se cierra sin parar…

De 1960 a 1980 tenemos el comunismo contra los rutenos, y hoy en día, la vieja, genética nomenclatura soviética (los descendientes de la “nueva clase” de Djilas) contra los advenedizos de Putin, los ladrones de la primera generación. Los boyardos soviéticos nacidos y formados en ciudades como Bruselas o Londres (europeos, ¿no?) contra la Cooperativa Ozero con su, como se ha revelado, a buenas horas, demasiado fea mina. Con lo bien que le quedó durante quince años el traje alemán al Putin, aunque irremediablemente se rompiera y tocase cambiarlo…

El esquema, como se puede observar, es viejo, ruso bicolor. Sólo que ahora contiene un nuevo matiz, una novedad como escribirían los publicistas en el envase: su barra fija para la segunda prueba, que ellos piensan trasladar a nuestro país, Ucrania.

Precisamente así, con la ingenuidad de un bebé que luce su culito desnudo sin apenas darse cuenta de su desnudez, nos ha delatado Masha saliendo de su bosque de osos natal: “Rusia será nuestro futuro común, que llegará para todos nosotros” (¡propaló de golpe!). De esta misma forma, probablemente fragüen los hombres grandes el asunto, allí, en su bosque. Kozirev, en su turno, envolvió en papel de regalo esta estratagema para el Oeste: resulta que la situación actual de Ucrania le recuerda (¡resembles!) completamente a la situación de Rusia de comienzos de los 90 (cuando él mismo estuvo al mando). Un ucraniano, al oír esto, igual se encogería de hombros: ¡un herrero hierra a un caballo y una rana tiende al herrero su pata!4 , pero la audiencia occidental mordería el anzuelo sin fruncir el entrecejo. Pues claro está, “son un mismo pueblo”, sólo que los ucranianos, como debe ser en el caso de un hermano menor, van con un retraso de 20 años. La conclusión práctica de esta analogía se ve a simple vista: si el equipo de reformadores no pudo llevar a cabo su programa por aquel entonces en Rusia, sería una estupidez no dejarles experimentar con Ucrania, con toda su experiencia, conocimiento y sus apresuradamente lavados trajecitos.

Simplemente, como dijera el poeta hace ciento setenta años: “¡Todo vendrá! Sólo pónganse en nuestras manos”5…

 

Sobre​​“dos​​ Rusias”

La cuestión sobre qué exactamente nos pueden enseñar las personas cuya experiencia política cabe en una sola frase (cómo arruinar tu país mientras te llenas los bolsillos) es, por supuesto, retórica. Mijeíl Saakashvili como mínimo debería entender que emplear a una “trabajadora social” proveniente del país con el mayor número, según las estadísticas, de suicidios infantiles (¡vaya!) no es mucho mejor que, por ejemplo, proponer encabezar una reforma constitucional a los descendientes de las élites políticas de Corea del Norte. No tengamos miedo a decirlo en voz alta sólo porque Putin se nos ha adelantado (él mismo lo advertía, con una sonrisita burlona: “Rebota, rebota y en tu cara explota”). Desde el punto de vista de las estrategias de desarrollo humanitario (léase desde el punto de vista de los intereses vitales de la sociedad) hoy en día Rusia representa un caso paradigmático de estado fallido.

Consecuentemente, todas sus élites, da igual proputin o antiputin, son, según la definición, una casta de perdedores genéticos: un termitero parásito que, una vez devorado el árbol hasta las trancas, se traslada sin problema alguno a otro por la simple razón de que con su árbol no estaba vinculado orgánicamente y le da absolutamente lo mismo a quién devorar.

Este desarraigo de las élites es un fenómeno de índole propiamente rusa y, sin llegar a entenderlo bien, invitando inocentemente a nuestra casa a los varegos rusos en condición de especialistas extranjeros no sólo corremos el riesgo de perder nuestro futuro sino también, sin querer, de convertirnos en los portadores de la infección por todo el globo. El diestro Vladímir Lenin en su época había diagnosticado correctamente esta enfermedad -y jugó hábilmente con el diagnóstico- cuando proclamó las “dos naciones” en Rusia: explotadores (las diez mil personas de la cima) y explotados (las masas trabajadoras sin derecho). Estas “dos naciones”, ajenas y poco familiarizadas entre sí, él, cabe añadir, también insistía, y hay que tener poca vergüenza, en que esto es cierto para “todas las naciones”, dado que el establecimiento de las élites de Europa iba completamente por otros derroteros distintos al de Rusia, incluso en Polonia, con la que tenemos una historia común dos veces más larga que la nuestra con la propia Rusia. Las élites siempre guardaban de cara al pueblo, su estatus de representantes, regulado mediante el derecho, hecho que en Rusia, con sus dos naciones, no ha ocurrido nunca y como cabe suponer, a los adeptos de la escuela rusa simplemente ¡no les entra en la cabeza!. Hoy en día, el casi antropofágico mantra “fuera de MKAD6 no hay vida” es, digamos, la nueva versión del eterno modelo del imperio de los recursos, donde a los esclavos se les obliga, en vez de a cultivar la tierra, a servir al Gran Tubo (y con este fin, como alardeaba uno de los “MKADenses”, “¡bastará con 20 millones de habitantes!”), mientras que los diez mil, o no-sé-cuántos haya, con el personal adjunto, en la cima (periodistas, artistas skomorojs y otras “élites de cultura”…) tienen que “simular la Rusia”, fingiendo, con todos los recursos de la era de la información, que su artificialmente amamantada vida glamourosa a coste de una sexta parte de la Tierra en ruina es la verdadera madre Rusia: ¡bienvenidos a nuestro pueblo Potemkin, queridos jojols7 !

No quiero fijarme mucho en cuánto tiempo y cómo, política y tecnológicamente hablando, vendían la moto a los queridos jojols para que éstos en su mayoría, en fin, se tragasen que de veras en Rusia “se vive mejor” y, como consecuencia, que los alienígenas de allí son capaces de enseñar algo bueno y útil. La anticipación de aquel controlador de tráfico aéreo, que se quejaba en un foro de internet del cambio de estándares con respecto a la Federación Rusa, tanto, que le dio la impresión de que el tiempo había retrocedido treinta años (¡treinta, Karl!) y de aquellos habitantes de Donbáss asediado, cuya rica vida (¡en Donbáss, rica!) impresionó, durante casi un año, a los hambrientos libertadores procedentes de Tula y Penza; el redescubrimiento, digamos, de aquel conocido hecho clásico de que verdaderamente existen “dos Rusias” bien afianzadas en la jerarquía de poder: la visible y la invisible, la de los boyardos y la de los esclavos, MKAD y las afueras. Y que, verdaderamente, durante los quince años anteriores a la guerra nos intentaban convencer de que la primera es la segunda mientras que, comparados con esta última, incluso los más deprimidos rincones de nuestra estafada post RSSU se parecen a Europa, pues semejante serendipia todavía no se ha dejado ver por nuestros medios de comunicación, y por lo visto, no parece que lo vaya a hacer.

La maquinaria de información ucraniana, como si no hubiera pasado nada, al igual que los quince años de antes de la guerra, continúa preparando una confortable pista de aterrizaje para la colonia de termitas de MKAD para el momento del hundimiento de la Federación Rusa. En los medios de comunicación, con toda seriedad, reina el culto al experto ruso (¡qué rara profesión!, ¿verdad?) y mientras las mejores mentes de la humanidad se reúnen en las conferencias devanándose los sesos para buscar la nueva definición con la que describir el periodismo ruso contemporáneo (porque no es, desde luego, ni periodismo ni propaganda, sino una poderosa industria tóxica de delirios sistemáticos, cosa que no existía en el mundo hasta ahora), nosotros seguimos empleando a los periodistas rusos (recién llegados) sin ningún tipo de precaución en vez de ponerlos, aturdidos, en cuarentena.

Pues la muchacha Masha llegó a mesa puesta, a tierras bien abonadas. Y los hombres que le pidieron matrimonio para Misha ni siquiera se molestaron en proveer a Masha una leyenda más o menos creíble para la vicesilla en Odesa ni tampoco le advirtieron de lo que no es conveniente decir al público ucraniano, y deberían de estar muy sorprendidos al percatarse de que el público en Ucrania no es como fuera del MKAD, sino un público real con su propia voluntad, también política. (Y cuando de dicho público, incluso en una ciudad pobre y con mucho paro, a pesar de burlarse a la rusa con los crepes en una pala o, igual, con el alforfón desde un camión8 , él encontrará la manera de demostrar aquella voluntad: tomará el alforfón pero no irá a votar: como el personaje de Malanka en “Fata Morgana”9 , “somos pobres pero dignos”.) En consecuencia, con este público hay que contar, por lo menos para entender de qué manera poder engañarlo mejor.

Creo que para la próxima vez todo llegará mucho mejor preparado.

¡Sigamos en guardia!

Fin de la primera parte

 

1 [Nota de traductor (NDT): Se trata de Maria Gaidar, política rusa que fue invitada por Saakashvili para ocupar el puesto de ayudante de alcalde de Odesa]

2 [(NDT): “Gaidarivna” es un patronímico creado por la autora y que surge del apellido de Gaidar utilizado para hacer hincapié en la fidelidad de la última al rumbo político tomado por sus familiares]

3 [(NDT): la palabra viene del sustantivo “запад” que significa Oeste; se utiliza con el significado de los que tienden al Oeste en su rumbo político]

4 [(NDT): es una traducción directa de un refrán ucraniano que se aplica cuando alguien actúa de un modo completamente inapropiado hasta parecer ridículo]

5 [(NDT): es una frase del poema “Cáucaso” de Tarás Shevchenko]

6 [(NDT): MKAD, es una vía de circunvalación de la capital de Rusia, Moscú]

7 [(NDT): una forma de llamar a los ucranianos, despectiva]

8 [(NDT): en Ucrania hubo casos de sobornos a los ciudadanos por un paquete de 1 kilo de alforfón. En cambio se les obligaba a votar en las elecciones favoreciendo a un candidato determinado] 9 [(NDT): “Fata Morgana” es uno de los más ilustres ensayos de M. Kotsubynsky, escritor ucraniano]

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