Reflexiones sobre el artículo publicado en El Mundo sobre la exposición “Las 12 labores de Putin” con motivo del 62º cumpleaños del presidente.
La figura del MITO es un fiel reflejo de una sociedad primitiva altamente jerarquizada donde sus miembros se someten a un único criterio y a una sola voluntad dejando a un lado las propias creencias y opiniones en favor de las del líder, adoptando a cambio un comportamiento colaborativo y de sumisión.
En una sociedad moderna, la figura del mito a través de un liderazgo fuerte y amenazador no es necesaria.
Los mitos surgen cuando una sociedad que necesita modelos de la realidad para orientarse en el mundo, carece de los datos necesarios para crear modelos coherentes y recurre a modelos equivocados. Cuando la realidad no coincide con las predicciones de estos modelos equivocados, reinterpretan la realidad para que encaje con su modelo, como les ocurre a los creyentes cuando no ven cumplidas sus peticiones a la divinidad.
En tiempos de guerra, hasta las sociedades más modernas retornan a las formas más brutales de liderazgo y mito debido a que el nivel de riesgo se incrementa hasta cotas equivalentes a las que soportaban las sociedades más primitivas. Por lo tanto, la democratización del liderazgo es más un efecto de la seguridad de las sociedades modernas que de la evolución social.
Los mitos no sólo son modelos equivocados o poco eficaces para la interpretación de la realidad, sino peligrosas trampas que producen víctimas reales y que en no pocos casos han aniquilado a civilizaciones enteras. No podemos culpar a estos pueblos por sus trágicas equivocaciones, pero tampoco podemos considerar que sus creencias eran respetables hasta el punto de permitir que invadan nuestras mentes en el siglo XXI y desplacen a los modelos coherentes con la realidad de que disponemos.
El problema es que si bien los individuos pueden tener conciencia de que ignoran tal o cual teorema matemático, son en cambio incapaces de comprender y darse cuenta de que no saben distinguir si ciertas teorías son mitos o realidades porque carecen de una formación mínima que le permita afrontar esa tarea, por lo demás, bastante fácil de aprender.
Carlos D. en al Sur de un horizonte
ConUcrania 
A ver, Carlos D.: propio de la Prehistoria es vuestro «proyecto nacional»: únicamente «existís» a base de poner a parir a Rusia, de echar la culpa a los demás de vuestras desdichas. no tenéis proyecto nacional, únicamente vivís lloriquear. Sois unos incapaces. Si los rusos despiertan admiración por su capacidad, por lo que son capaces de hacer, vosotros sólo evocáis lástima y desprecio. Es para pensar qué pintabais en la URSS… ¡menudos inútiles!
El otro día vi un vídeo que trataba sobre el «rearme» ucraniano: en él se veía a un gordinflón con traje de camuflaje en cuyo pecho se leía «director» en letras doradas, paseando entre unos pobres jóvenes mecánicos (toda mi simpatía con éstos) tratando de poner en marcha los BMP-2 que os dejó la URSS; porque los «blindados» que sois capaces de fabricar los hacen los macarras de mi pueblo en su tiempo libre y a partir de su Seat León).
Que sí, que Putin es súper-malvado, vosotros unas pobres víctimas, que los rusos son unos cabr… por no venderos el gas a precio de amigo (menudos amigos sois… peores que culebras). Carlos,… déjate de perder el tiempo dándotelas de «humanista indignado» y piensa en el invierno que le espera a Ucrania.
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A ver, cielo.
Tenemos un proyecto nacional: queremos combatir la corrupción y vivir en un país libre.
¿Tienes algún problema con esto?
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