El 1 de octubre, la comunidad ucraniana de Madrid organizó una manifestación frente a la embajada de rusia con motivo del Día de los Defensores y las Defensoras de Ucrania. Este evento, más allá de ser un homenaje a los soldados y civiles que han defendido la libertad e independencia de Ucrania, sirvió como plataforma para visibilizar la alarmante situación de los prisioneros de guerra ucranianos en manos rusas.
Los manifestantes pusieron el foco en las torturas físicas y psicológicas a las que son sometidos muchos de estos prisioneros, con denuncias que destacan cómo Rusia viola sistemáticamente los Convenios de Ginebra.
Ese mismo día, se conoció otro crimen de guerra: el fusilamiento de 16 prisioneros de guerra ucranianos por parte de militares rusos cerca de los pueblos de Mykolaivka y Sukhyi Yar, en la región de Donetsk. Se trata de la ejecución más masiva de prisioneros de guerra ucranianos en la línea del frente. Este tipo de acciones constituyen una flagrante violación del derecho internacional y se califican de grave crimen de guerra.
El número de prisioneros ucranianos es desconocido, pero podría ser mucho mayor, ya que Rusia los utiliza para diversos fines, incluso como rehenes. Según datos no oficiales, hasta 28 000 ucranianos, tanto militares como civiles, están retenidos en condiciones inhumanas en los territorios temporalmente ocupados. La comunidad ucraniana ha pedido a la comunidad internacional que tome medidas inmediatas para poner fin a estas violaciones de los derechos humanos.
En este día, también recordamos al ciudadano español Mariano García Calatayud, que también lleva mucho tiempo en cautividad, detenido por el FSB, y sobre el que no se dispone de información fiable.
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