Los asesinos están cubriendo las huellas. Los crematorios móviles rusos han comenzado a operar en Mariupol. Después del genocidio en Bucha, que obtuvo una desvelación y difusión a gran escala internacional, los principales líderes de Rusia han ordenado la destrucción de cualquier prueba de los crímenes cometidos por su ejército en Mariupol. Hace una semana, las estimaciones cautelosas situaron el número de muertos en 5.000. Pero dado el tamaño de la ciudad, la destrucción catastrófica, la duración del bloqueo y la feroz resistencia, decenas de miles de civiles de Mariupol podrían ser víctimas de los ocupantes. Por eso Rusia no tiene prisa en dar la luz verde a la misión de Turquía y a otras iniciativas para salvar y evacuar por completo la ciudad de Mariupol. Además, todos los testigos potenciales de las atrocidades de los ocupantes están intentando ser identificados a través de los campamentos de filtración y ser destruidos.
Los rusos han dejado todo el trabajo sucio a los colaboradores. Los testigos informan que han reclutado a los terroristas de la RPD (República Popular de Donetsk) para las brigadas especiales de «limpieza». Recogen y queman los cuerpos de los residentes de Mariupol torturados y asesinados como resultado de la invasión rusa. El trabajo de estos grupos está directamente coordinado por el autoproclamado alcalde-colaborador Kostiantyn Ivashchenko. Durante muchos años repetidamente, él y sus aliados intentaban tomar el poder, pero solo llegó a ser el director del crematorio de Mariupol.
«El mundo no ha visto la magnitud de la tragedia en Mariupol desde los campos de concentración nazis. Los rusos convirtieron toda nuestra ciudad en un campo de exterminio. Desafortunadamente, la espeluznante analogía está ganando más y más confirmaciones. Esto ya no es Chechenia o Alepo. Este es el nuevo Auschwitz y Maidanek. El mundo debería de ayudar a castigar a los villanos de Putin”, dijo el alcalde de Mariupol, Vadym Boychenko.
Ayuntamiento de Mariupol
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