El tema central sobre Ucrania en bastantes medios de comunicación occidentales, ahora mismo, es la presencia de tropas norcoreanas luchando junto a tropas rusas. La prueba definitiva son los vídeos de dichos soldados entrenándose y recibiendo armas y uniformes militares rusos.
Según el jefe de la inteligencia ucraniana, Kyrylo Budanov, para el 1 de noviembre habría 2.600 de ellos en Kursk sobre un total de unos 12.000 soldados. Dado el volumen de ellos, y que son tropas de origen extranjero, es muy probable que sean unidades autónomas y que reciban órdenes de sus propios jefes norcoreanos desplazados a Moscú.
Corea del Sur podría jugar un papel clave en esto. Varios altos mandos militares han pedido que el país se implique directamente en el asunto con el envío de equipamiento militar letal a Ucrania (hasta la fecha solo ha enviado equipo no letal y ayuda humanitaria). La razón es evidente, si Corea del Sur se muestra tibia o fría a esto, Corea del Norte se sentiría más fuerte para hacer cualquier acción militar sobre ellos.
¿Puede alterar algo la presencia de tropas norcoreanas? Aunque son muy espectaculares los desfiles militares norcoreanos, e incluso gastan grandes sumas de dinero en fabricar misiles de medio y largo alcance, el ejército norcoreano carece de entrenamiento militar en campo y menos aún está preparado para luchar en un país extranjero y tan distinto al suyo como es Ucrania. No haría falta recordar la experiencia estadounidense en Vietnam o la propia Corea, disponiendo de gran superioridad técnica, y cómo acabó. Sí pueden provocar retrasos, algún retroceso por desgaste de munición en el lado ucraniano, y por supuesto muertos y heridos. Eso es lo que aprovecharía Rusia. De nuevo la picadora de carne humana.
El otro asunto que ha generado amplio debate es el Plan de la Victoria de Zelensky, más concretamente un hipotético armamento nuclear ucraniano. Zelensky lo descarta porque opta por una participación en la OTAN, pero las declaraciones de Mijail Poltoranin (ex vicepresidente ruso durante el gobierno de Yeltsin)crean una nueva hipótesis: según Poltoranin, cuando se firmó el Memorandum de Budapest (1994) en el que Ucrania entregaba el armamento atómico a Rusia a cambio de garantizar su independencia y sus fronteras, hubo 173 ojivas nucleares que no llegaron a recibirse. Es decir, Ucrania sería una potencia militar nuclear y nadie lo sabría.
Esta teoría tiene dos problemas: el primero es que si fuera cierto, EEUU sería el primer país en saberlo, y la inteligencia americana ya ha dicho que eso no es factible. Lo segundo, que aunque fuera cierto, requieren un cuidado y mantenimiento que absorbería una gran parte del presupuesto militar ucraniano, y viendo las cifras de tal presupuesto hasta la invasión rusa, sehace imposible. Hay quienes dicen que Ucrania tiene capacidad para desarrollarlas por temas del pasado y de la formación académica de sus científicos. Recordemos que Irán lleva años siendo investigada precisamente por este tema y todavía no se ha podido confirmar la construcción de la primera cabeza atómica. Así que en el mejor de los casos, a Ucrania le llevaría al menos una década desarrrollarlas, tiempo más que suficiente para que la guerra evolucione en cualquier sentido sin necesidad de estas armas, al menos por el lado ucraniano.

¿Podemos extraer alguna lectura positiva para Ucrania? Creo que sí. Rusia, con 140 millones de habitantes, y supuestamente la segunda potencia militar del planeta, no solo no es capaz de vencer a una (en comparación) ‘pequeña’ Ucrania, sino que necesita de la ayuda de dictaduras como Corea del Norte, el reclutamiento de mercenarios con falsas promesas de sueldos millonarios, o acudiendo a Irán para que les fabriquen drones. Ni los propios rusos quieren combatir para su país. Moscú o no es capaz de reclutar a suficientes soldados o no se atreve a hacerlo ante un más que previsible levantamiento de protestas de la ciudadanía.
Héctor Villazala Alonso
