Narrado por Vasyl Urizko:
Mi abuela y mi bisabuela sobrevivieron al Holodomor.
La bisabuela estuvo a punto de fallecer, cuando intercambiaron en un mercado alguna pieza de la vajilla por un tarro con semillas de amaranto (una especie de maleza), pero que resultaron siendo las semillas de un Beleño (una planta venenosa – Hyoscyamus). Al nomás ingerirlas, se le durmió la lengua, y unos buenos vecinos la salvaron trayendo algo de una droguería.
Y mi madre me contó que un día, después del holodomor, ella caminaba a casa a pie y se topó con un ex jefe de una granja colectiva, comunista, que iba en auto. Él se detuvo para llevarla, pero mi madre le dijo: «Esto te corroerá un poco la conciencia, pero…¿recuerdas cómo nosotros, una familia completa, debíamos comer apenas tres halushky y un sorbo de yushka al día, mientras tú alimentabas generosamente a tus cerdos con todos los halushky que quisieran?»
Esto sucedió a fines de 1933, y en ese momento ya no había nadie que trabajara en la granja colectiva. Pero el hombre respondió: «¡Y se nos estaba permitido hacerlo!«
qué horrible, es un genocidio
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