Esto demostraron unas simulaciones con diversos escenarios geopolíticos, realizadas por el Concejo Atlántico para Estrategia y Seguridad en colaboración con el Ministro del Exterior de Estonia y con la asistencia de docenas de expertos.
Entre el 9 y el 11 de julio de este año se celebrarán los 75 años de la firma del tratado en el que se creó la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la alianza militar más exitosa de la historia. El evento tendrá lugar en Washington D.C. La OTAN se conoce también como «Alianza Atlántica». Es un sistema de defensa colectiva, en el cual los estados integrantes acordaron defender a cualquiera de sus miembros que sea atacado por una potencia externa.
Este artículo es una traducción de la publicación de Matthew Kroenig y Kristjan Prikk en el sitio web de la OTAN. (Enlace al original).

Uno de los temas de mayor importancia durante esta cumbre será la agresión militar de la Federación de Rusia en contra de Ucrania, y la futura relación de Ucrania con la Alianza. Algunos creen que es muy arriesgado hablar sobre Ucrania entrando como miembro a la OTAN en algún corto plazo pero, al contrario, el mundo libre será más seguro si Ucrania está en esta Organización. La membresía de Ucrania sería fundamental para una paz y estabilidad duraderas en el área Euro-Atlántica, de la cual se beneficiarían tanto Ucrania como la propia OTAN.
En la cumbre de la OTAN de 2008 en Bucarest, Rumanía, los miembros de dicha Alianza declararon que Ucrania se uniría a la Alianza en algún momento no especificado en el futuro.
En la cumbre celebrada el año pasado en Vilnius, Lituania, siguiendo la brutal invasión de la Federación de Rusia a Ucrania en 2022, los aliados reafirmaron su propuesta del 2008, agregando un calificativo tautológico de que ellos sólo «extenderían una invitación a Ucrania a unirse a la Alianza cuando los aliados estuviesen de acuerdo y las condiciones se dieran.»
Este año se espera que la Alianza ofrezca a Ucrania un «puente a la membresía», que consistiría en un número de medidas diseñadas para fortalecer realmente a Ucrania. Dentro de dichas medidas, se espera la inclusión de un incremento gradual del papel de la OTAN en una ayuda militar coordinada y en un apoyo a largo plazo, así como a miembros individuales de la Alianza prometiendo inversiones en la base industrial de defensa ucraniana y en un desarrollo de acuerdos de seguridad bilateral. Sin embargo, estos pasos aún no son una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza.

Esta vacilación para extender una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza radica mayormente en la preocupación sobre qué significaría tal Membresía de Ucrania a la existencia de los aliados de la OTAN, incluídos los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Esta invitación sería una provocación a la Federación de Rusia y desataría un nuevo ciclo de escalada militar? ¿Qué significaría el extender una garantía basada en el artículo #5 de la OTAN a un país en un conflicto actual? ¿Esto se tomaría como una declaración de guerra de la OTAN a la Federación de Rusia?
Incluso si la agresión rusa actual se extinguiera, crando un espacio a Ucrania para unirse a la Alianza, al presidente ruso Vladimir Putin no le disminuiría el profundo deseo de reconquistar Ucrania. ¿Un futuro ataque de la Federación de Rusia en contra de Ucrania no sería el inicio de una guerra directa contra la OTAN?
Incluso en escenarios que inician con un ataque visible y directo de la Federación de Rusia a Ucrania, el conflicto de-escalaría rápidamente.
Para ayudar a responder estas preguntas, el Concejo del Atlántico, en cooperación con el Ministro del Exterior de Estonia, condujo una serie de ejercicios de alto nivel esta primavera, simulaciones geopolíticas, para los que invitaron a docenas de expertos líderes en el tema, incluídos oficiales en funciones de los EEUU y los otros aliados, para examinar los posibles escenarios a futuro en esta agresión y guerra rusa contra Ucrania, y sus implicaciones hacia la seguridad de Occidente. Algunos de los ejercicios fueron analizados para un futuro cercano, con Ucrania siendo ya miembro de la OTAN, mientras que otros escenarios se enfocaron únicamente en las posibles reacciones de que Ucrania simplemente entrara en la Alianza. Algunos de estos escenarios incluyeron variantes en las que Ucrania habría tenido éxito en la recuperación de la integridad de su territorio, y otros en los que partes del país permanecían invadidos por Rusia.

Los resultados de estos ejercicios fueron inequívocos: Europa es más estable y segura con Ucrania siendo miembro de la OTAN. La Federación de Rusia no se atrevió a escalar sus ataques militares cuando a Ucrania se le ofreció la membresía a la OTAN y, en todos los escenarios, Rusia fue más cautelosa en sus interacciones con Ucrania una vez que ésta ya era miembro de la Alianza. Incluso en escenarios que iniciaban con un ataque militar ruso visible y directo contra Ucrania, el conflicto rápidamente decrecía. Ambos lados tenían fuertes incentivos para evitar un conflicto directo OTAN-Rusia, uno que podría resultar en una guerra nuclear.
Estos resultados corresponden con el comportamiento de Rusia durante la última década y media. Putin ha estado utilizando la fuerza contra países fuera de la OTAN, incluídas Georgia y Ucrania, pero ha evitado hacerlo contra países dentro de la Alianza.
Y es más, en el presente, algunos observadores asumen que sólo Occidente tiene incentivos primordiales para evitar una escalada nuclear en Ucrania. Pero con Ucrania en la OTAN, que es una alianza con un ejército poseedor de armas nucleares, Putin también debe temer la posibilidad de un conflicto nuclear, haciéndolo más cauteloso en sus relaciones con Ucrania.

La lección que resulta de estas simulaciones es clara. Esta semana los altos poderes occidentales pueden ofrecer a Ucrania un puente para ingresar a la OTAN pero, en beneficio de un mejor futuro para la Alianza completa, el puente debe ser corto, debe ser construído con acero, y deberá terminar en una firme y formal invitación extendida a Ucrania para que se una a la OTAN.
Los autores del artículo original, en inglés, son Matthew Kroenig, vicepresidente y exdirector del Concejo Atlántico Scowcroft para Estrategia y Seguridad. Y Kristjan Prikk, embajador de Estonia en los EEUU.
