FINLANDIA 1939
Europa se encuentra ante la penúltima invasión provocada por los rusos para conservar su histórica influencia, las cuales acabaron todas en baños de sangre
La historia se repite. Rusia está empeñada en no perder influencia en el mundo y para ello no duda en mandar a su Ejército allá donde sea necesario. Algo que ha ocurrido ya en muchas ocasiones a lo largo de los siglos XX y XXI, tanto antes de la desintegración de la URSS, de la que fue núcleo y estado principal, como después, tras convertirse en el sucesor legítimo del imperio socialista en la escena internacional.
En el retrovisor de la historia rusa vemos otras invasiones como la de Finlandia en 1939, Hungría en 1956, Checoslovaquia en 1968, Afganistán en 1979, Chechenia en 1994 y 1999 u Osetia del Sur en 2008. Veamos ahora las diferencias y similitudes, así como los resultados, de esto episodios protagonizados por la política agresiva llevada históricamente por Moscú.
La Guerra de Invierno estalló cuando la Unión Soviética atacó Finlandia el 30 de noviembre de 1939, tres meses después del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencia, la URSS fue expulsada de la Sociedad de Naciones el 14 de diciembre. La guerra duró 105 días, hasta marzo de 1940, cuando se firmó un tratado de paz por el que Finlandia cedía cerca del 10 % de su territorio, un 20 % de su capacidad industrial y el 33 % de sus instalaciones productoras de energía hidroeléctrica, entre otras cosas, a la Unión Soviética.
Pese a todo, el resultado de la guerra se puede considerar complejo ya que aunque la URSS logró satisfacer sobradamente sus demandas iniciales con la cesión por parte de Finlandia de los territorios de Petsamo, Salla y la mayor parte de Karelia, sus pérdidas para superar las defensas finlandesas fueron tremendas y no cumplieron con su objetivo de conquistar todo el país.

La Guerra de Invierno fue un desastre militar para la Unión Soviética.
El 30 de noviembre atacó a Finlandia con 23 divisiones, que sumaban 450 000 hombres.
Finlandia sólo había tenido tiempo para movilizar a 180 000 hombres, pero los había entrenado en tácticas de guerrilla.
El invierno de 1939 a 1940 fue extremadamente duro, con temperaturas de -40° C, que los fineses, sin embargo, podían soportar con mayor facilidad que los rusos.
En cuanto a la guerra aérea, la Unión Soviética salió malparada también, ya que la fuerte defensa antiaérea finlandesa derribó a un número extremadamente alto de aviones soviéticos. Por ejemplo, para el día 105 de la guerra, la fuerza de cazas finlandeses D-XXI había derribado 120 bombarderos rusos y perdido sólo 12 cazas y 8 pilotos. En total, 684 aviones soviéticos fueron derribados durante la guerra, de ellos 240 por cazas finlandeses. Por su lado, Finlandia perdió 62 aviones.
En los ataques de Suomussalmi, los finlandeses cortaron los suministros soviéticos, por lo que al quinto día sin comida y a temperaturas de -40° C, los soldados soviéticos se empezaron a lanzar desordenadamente contra los hostigadores finlandeses, muriendo cientos debido a esto. Si bien cayeron 800 de los 6300 finlandeses, los soviéticos perdieron 23 000. Además Finlandia capturó 43 tanques, 71 cañones de artillería y antiaéreos, 29 cañones antitanques, tractores, 260 camiones, 1170 caballos y muchas armas, municiones y material médico.

Cuando la noticia de Suomussalmi llegó al Kremlin, Stalin furioso había cambiado el mando de la guerra y nombrado a Semión Timoshenko como nuevo comandante. El 1 de febrero se reinició la ofensiva, esta vez con 600 000 soldados descansados o traídos de otros lugares. En esta ocasión, el apoyo de la artillería fue abrumador y exagerado, aunque logró el efecto deseado. Los cansados defensores finlandeses fueron sobrepasados, y a inicios de marzo la línea Mannerheim fue finalmente quebrada, dejando el campo libre a la ocupación soviética.
El 13 de febrero, el canciller finés viajó a Suecia a solicitar ayuda inmediata, pero los suecos se negaron. El 3 de marzo Finlandia declaró que accedería a firmar la paz si se permitía conservar Viipuri y Sortavala, obteniendo una respuesta negativa. El 8 de marzo una delegación finesa se trasladó a Moscú a redactar el tratado de paz, que fue firmado finalmente el 13 de marzo de 1940. A las 11 de la mañana de ese día finalizó la guerra.
Las condiciones del Tratado de Paz de Moscú fueron las siguientes:
Se cedía todo el istmo de Carelia y el territorio al norte del lago Ládoga, incluyendo las ciudades de Viipuri (ahora Výborg), Käkisalmi y Sortavala.
Se cedía un área cerca de Salla y Kuusamo con el objetivo de proteger el ferrocarril de Múrmansk.
Se cedía la parte occidental de la isla Kalastajasaarento, al norte de Petsamo.
Se cedían las islas orientales del Golfo de Finlandia, incluyendo Suursaari.
Hanko estaría ocupada por la Unión Soviética treinta años y además se reservarían el derecho de instalar bases militares.
