La república del este de Europa está viviendo su semana más crítica desde la caída de la Unión Soviética. Los sucesos constituyen un punto de inflexión histórico que sacuden la comúnmente llamada «última dictadura de Europa».
Ilustración 1: Vista de la manifestación convocada el domingo 16 de agosto en Minsk. Fuente: Nexta
El pasado 9 de agosto se celebraron elecciones presidenciales en Bielorrusia. Según las cifras oficiales, el presidente Aliaksandr Lukashenka (Aleksandr Lukashenko), que gobierna desde 1994, obtuvo el 80,23% de los votos con un 84,23% de participación, frente al 9,9% de Sviatlana Tijanouskaya (Svetlana Tijanovskaya), la principal candidata de la oposición.
Ilustración 2: Resultados de las elecciones presidenciales de 2020 en Bielorrusia. Fuente: BelTA.
Lo relevante acerca de Tijanouskaya estriba en que se presentó para continuar con la carrera presidencial de su marido, el bloguero Siarhéi Tijanouski (Serguéi Tijanovski), encarcelado el 29 de mayo acusado de organizar desórdenes públicos masivos.
Al anunciarse los resultados, cientos de personas se echaron a las calles para manifestarse contra la extensión del mandato presencial de Aliaksandr Lukashenka. La policía intervino para dispersar a los manifestantes utilizando gas lacrimógeno, granadas conmocionadoras y balas de goma. La candidata opositora abandonó Bielorrusia para establecerse en Lituania. Se han denunciado hasta 3 700 detenciones por todo el país.
Entre los manifestantes se encontraba Aliaksandr Taraykouski (Aleksandr Taraykovski), un joven de 34 años, que falleció frente a una fila de policías. Las autoridades aseguran que Aliaksandr murió mientras trataba de arrojar un artefacto explosivo a las fuerzas del orden. Supuestamente, este artefacto explotó en su mano, causándole heridas mortales. Sin embargo, su esposa asegura que solo tenía una herida en el pecho. En diversos vídeos puede verse como el joven camina con los brazos en alto y cae al suelo tras un fogonazo, lo que deja en entredicho la versión oficial.
Ilustración 3: Imagen del disparo que presuntamente abate a Aliaksandr. Fuente: Euraradyo.
La muerte de Alexander supuso la gota que colmó el vaso tras 25 años de denuncias de brutalidad policial, censura y detenciones ilegales. Espoleados por las imágenes y relatos de heridos y arrestados, se desencadenaron protestas espontáneas de ciudadanos indignados. Con el paso de los días, la afluencia, lejos de reducirse, ha crecido hasta convertirse en la mayor muestra de rechazo hacia el gobierno de Lukashenka desde su llegada al poder.
En un primer momento, comenzó como respuesta a los episodios de violencia policial. Indignados por los vídeos que circulan por las redes, exigen a las fuerzas gubernamentales que abandonen la habitual violencia con sus familiares, amigos y conocidos para pasar a protegerlos. Entretanto, afloraron las reivindicaciones políticas, reclamando la liberación de presos políticos y la celebración de elecciones libres.
A lo largo de la semana, se han sucedido concentraciones a lo largo y ancho del país, que han dejado imágenes inéditas, históricas e impensables hace apenas dos semanas. Los manifestantes portan banderas rojas y blancas, símbolos de oposición al régimen. Paralelamente, los trabajadores de ciertas industrias, así como la televisión estatal, se declararon en huelga.
Ilustración 4: Trabajadores de la Planta de Tractores de Minsk se manifiestan al grito de «¡Vete!». Fuente: Nexta, TUT.by
El domingo 16 de agosto se han convocado marchas por todo el país. Algunos medios cifran la asistencia en más de 400 000 participantes. Las concentraciones se han dejado sentir en ciudades como Minsk, Brest, Hrodna (Grodno), Mazyr (Mozyr), Lahoisk (Logoisk), Orsha, Hómiel (Gómel), Varánvichi (Varanóvichi), Mahilióu (Mogiliov) y muchas otras.
Ilustración 5: Mapa de las protestas acaecidas durante la semana del 10 al 16 de agosto de 2020. Fuente: Belsat
Se han producido concentraciones al grito de «¡Soltadlos!» frente a centros de reclusión Incluso se han izado banderas rojiblancas en edificios gubernamentales.
Las concentraciones guardan un carácter pacífico, espontáneo y mayoritariamente descentralizado. A pesar de los problemas de conexión a Internet que se iniciaron el día de las elecciones, el flujo de información se ha mantenido gracias al canal de Telegram Nexta, que informa en directo de lo que ocurre en el país. El Comité de Campaña de Tijanouskaya ha impulsado el reconocimiento de Sviatlana como la legítima presidenta de Bielorrusia y la creación de un Consejo que detente el poder transitoriamente.
Ilustración 6: Cartel de convocatoria de la huelga. En ruso: «Huelga indefinida desde el 11 de agosto hasta el derrocamiento del régimen. Somos muchos, venceremos». Fuente: canal de Telegram Nexta.
Además de todo esto, se ha convocado una huelga indefinida «hasta el derrocamiento del régimen». El seguimiento ha sido masivo: a fecha del 17 de agosto, Belavia, la aerolínea estatal; la planta refinadora de petróleo de Navapólatsk; la televisión estatal BT y todas las minas del país, por citar algunos ejemplos, se han sumado a la convocatoria.
Uno de los sucesos más impactantes tuvo lugar la mañana del 17 de agosto en la Planta de Tractocamiones de Minsk, donde el Presidente se dirigió a un amplio grupo de manifestantes. Los congregados interrumpieron las palabras de Lukashenko coreando «¡Lárgate! ¡Lárgate!» a viva voz. El mandatario apenas pudo responder con escueto un «Gracias, he dicho todo. Podéis gritar “lárgate”» y abandonó el estrado. Tras esto, continuaron los gritos exigiendo la marcha del Presidente.
Ilustración 7: Lukashenko abandona el estrado tras concluir su discurso y escuchar los gritos de los manifestantes. Fuente: Nexta.
Por su parte, las autoridades también convocaron una manifestación en apoyo del Presidente, si bien su magnitud está lejos de equipararse a la de las marchas ciudadanas. Con todo y con ello, Lukashenko ha manifestado con contundencia su intención de aferrarse al poder: «Mientras no me matéis, no habrá otras elecciones».
Aún estamos a la espera de los movimientos que pueda realizar el Kremlin, aunque parece que Putin ya ha mostrado su apoyo al mandatario actual en caso de ser necesario.
Según las redes, las protestas actuales constituyen una oportunidad única para desalojar al Presidente Lukashenko del poder. Se ha cruzado el punto de no retorno, luego es del interés de los manifestantes insistir en sus exigencias. Merece la pena recordar que, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones, у Беларусі няма праблем са свабодай слову, а са свабодай пасля слову («En Bielorrusia no hay problema con la libertad de expresión, sino con la libertad después de la expresión.»)
Ilustración 8: Concentración en la Plaza de la Independencia de Minsk el 16 de agosto de 2020. Fuente: Nexta.
Por Jaime García Chaparro
Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Alfonso X el Sabio
Con la inestimable asistencia de Alberto García Chaparro