Carta de una residente de Donetsk

  • “Estamos hartos de este “Mundo de Novorossia”, – carta de una amiga de Donetsk
    Cuando empezó la campaña contra los separatistas, mi amiga no se fue, decidió quedarse. Le pedí describir el día a día de “Novorossia”, tras solo un día de espera ya tengo el texto.
     
     
     
     

    “El sol de Ucrania se levanta en Donbass… Escuchando los cañonazos y estallidos tomamos café. Antes nos escondíamos, ahora estamos cansados. Los vecinos se ocupan de sus quehaceres, uno riega, otro escarda, otro pone orden al lado de la casa. En toda la calle hay dos o tres alarmistas, pero ya basta, la verdad. Es tiempo de ir al mercado. La guerra es la guerra, pero hay que prepararse para afrontar el invierno. El transporte no funciona, así que la mayoría de la gente va a pie. Es comprensible, ya que el ticket cuesta 3 grivnas,  pero otro día  es 50 y el cañón de una metralleta en la cara. En el mercado hay un puesto para donaciones para los milicianos, sencillita, con el careto de cucaracha de Guirkin.
     ¿Quién está ahí? ¡Claro! 2 insolentes escolares con metralletas. La gente pasa de lejos del puesto, la hucha de la República Popular de Donetsk está vacía así como las huchas de los habitantes de la ciudad. Hay víveres, pero casi no hay dinero: los bancos están cerrados, los cajeros, si no están arrancados de cuajo, están rotos, o en el mejor de los casos, apagados. Las terminales no funcionan. Las peleas en las colas para recargar el dinero en el móvil ya no se perciben como algo del otro mundo. Hay menos gente, más marginados. Ya desde la mañana, al lado de la tienda local, está el electorado y pide un cuarto de litro de vodka al fiado. Un primor… Toque de queda. ¿Te han cogido? Ya está, si estás sin pasaporte, son 15 días de prisión, con el pasaporte es una noche de cavar trincheras para el Baluarte. A propósito, pronto es el 8 de septiembre, eso significa que si te pillan sin el pasaporte, te llevarán por la calle Artem junto con los presos de guerra ucranianos y vas a quedar lleno de huevos y tomates, después puede que te rompan las piernas. Tenemos también la pena de muerte y la pena ejemplar, así que tenemos el menú variado, de una marcha humillante hasta las torturas en público y fusilamiento. Vengan, os invitamos. ¿Por qué luchábamos? Por el poder sin los oligarcas, por el mundo ruso, por el idioma ruso, en el que no sabemos expresarnos correctamente. Ya, así somos. No hablamos ucraniano y no queremos aprender ruso. ¿Para qué? Vamos a inventar nuestro idioma con palabrotas y sin puntuación. Que se tenía en cuenta bajo el “mundo ruso” no nos enteramos, pero lo dejamos al gobierno, ¡nuestro gobierno es super! La rotación del poder una vez a la semana. Con estabilidad. Ya apareció el tercer jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores. Donde está la mujer de Gubarev y su sucesor, nadie lo sabe. Oligarcas, no hay, en serio. Todos se fueron, así como los empresarios. Sólo el chale de Ajmetov se custodia por un batallón entero de la República Popular de Donetsk, ¿os dais cuenta? En todas partes la maldita propaganda, la cadena “Baluarte”, “Radio República” y carteles, carteles, carteles. Para esto hay dinero, pero las pensiones que lo pague la Junta. Estamos hartos de ese “mundo de Novorossia”. Queremos vivir como antes, pasar por MacDonalds, comprar un café, pasear por el malecón, donde la gente pasea con los niños, ir al cine/parque/museo, o simplemente pasear con los amigos. Dan muchas ganas de ir al trabajo. En cambio de esto una ciudad vacía, tiros, banderas de la República Popular de Donetsk y de Novorossia. ¡Y CARTELES! Estos, creo, sacan de quicio más que nada, consignas de burla sobre la prosperidad y colores depresivos. Se debería arrancar las manos al diseñador. ¿Negro, azúl y rojo? ¿En serio? Un negro lugar de incendio con un cadáver azúl lleno de sangre”.
     

 Traducido por Isabel Okulik

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