Más mujeres en guerra a pesar de todo

―«¿Queréis igualdad? ¡Pues id al ejército!»― Es uno de los primeros «argumentos» de los hombres cuando quieren demostrar que la lucha por la igualdad no tiene ni permiso para existir.

La crítica al feminismo, en boca de los hombres, incluye, por lo general, «argumentos» sobre raíles y minas. Y el ejército, muy importante, el ejército. Cada uno de estos «argumentos» suena como si el contrincante hubiese agarrado algo muy nuevo y brillante. Seguramente, sin darse cuenta de que los raíles, las minas y ejército, nosotros, «activistas de género», oímos en cada discusión, centenares de veces, una otra y otra vez.

No vamos a hablar, de momento, sobre raíles y minas. Hablemos del ejército.

«En verano de 2014, tenía ganas de ir a frente, sobre todo después de lo de Ilovaisk. Llamé a distintos batallones, a la Guardia Nacional… En todos los sitios me decían «ya la llamaremos». Pero no me llamaron― cuenta la aeroexploradora María Berlinska, que entró en la ATO [operación antiterrorista] casi «luchando». Ahora, María está encargada del centro de aeroexploradoes en la academia Kiyv-Mohila, adiestra a aeroexploradoes de las Fuerzas Armadas y batallones voluntarios.

«Decidí irme a frente nada más empezar la guerra, lo pedí por todas partes. En el batallón OUN me pidieron recaudar fondos en las plazas, en Azov me dijeron que sólo aceptan mujeres para la sede o para la cocina, en la Guardia Nacional me han dejado en la reserva (que es como su me mandaran a tomar viento, solo que de una forma amable). En el batallón Sever [Norte] no me admitieron tampoco. He llegado a frente gracias al batallón de voluntarios del Praviy Sektor en el centro Pirogov― cuenta Olena Maksimenko.

O la historia de Nadia Savchenko, que ha luchado por el derecho a estudiar la carrera militar oficialmente superando todas las pruebas masculinas reglamentarias de acceso.

¿No se ve en todo esto una «lógica femenina» especial?  Id al ejército si queréis igualdad, pero no os vamos a dejar entrar porque no es cosa de mujeres.

Las mujeres chocan con los estereotipos y la discriminación en el ejército a cada paso y en cada fase. En el encuentro «Mujeres en el ejército ucraniano. ¿Cómo vencer estereotipos?» hablaron al respecto.

En las charlas se confirmó que las mujeres afrontan muchas dificultades para entrar en el ejército. Y, por extraño que parezca, lo están consiguiendo. En la actualidad hay 14332 mujeres en las fuerzas armadas de Ucrania, de las que 35 están en puestos de dirección. ¿No son muchas, verdad? Esta situación se debe a que el nombramiento para altos cargos tiene en cuenta la carrera militar, la formación, dice Valeria Parada, teniente de las fuerzas armadas. Pero a las mujeres no les resulta nada fácil obtener esa educación o carrera militar: simplemente, no se les permite.

«Cuando fui a la desmovilización, se planteó la pregunta sobre mi entrada en la academia militar»,― cuenta, al recordar su camino para conseguir el título y sus pequeñas victorias, Victoria (Vika) Dvoretska, antigua mano derecha del comandante de batallón Aydar. ―«Yo quería entrar en inteligencia, pero me contestaron: «no, muchacha, solo de psicóloga». ¿Me gusta ser psicóloga? Yo lo que quería es ser exploradora, no psicóloga. Así que lo rechacé. La Academia Nacional de Defensa de Ucrania ha hecho nuevos cursos de oficiales de reserva. He corrido toda la distancia con dos fragmentos, he aprobado todas las normativas, y al final todos me dicen: «Niña, todos aquí aprenderán en tres meses; tú, en dos años, y de zampolita [oficial político que no entra en combate]».»

Vika acabó encontrando su camino hacia la «gente importante», en una conferencia con los representantes de OTAN; después de eso llamaron de todas las universidades preguntando: «¿No estará estudiando usted en nuestra universidad?» Y yo respondía: «No, ustedes no me aceptaron.»

«Este es el primer año desde hace 24 que han aceptado a mujeres para que puedan estudiar, y… ¡empiezo los estudios en la Universidad de Defensa en Ucrania de Chernyahivsky, en la comandancia del pelotón mecanizado!»

Una vez en el ejército, a lo primero que se enfrentan las mujeres en particular es a que el gobierno no les paga ni los uniformes ni el calzado. El proyecto Nevudumuy Batalion (el Batallón Invisible), que se dedica a estudiar la situación de las mujeres en el ejército, averiguó que de 40 mujeres militares encuestadas, a ninguna le habían proporcionado calzado ni ropa, y las mujeres tenían que costearse las municiones de su propio bolsillo. Además, según la coordinadora del proyecto, hay problemas con el cuidado de la salud de las mujeres. La ginecología en el ejército como tal, no existe.

La mujer que va al ejército se enfrenta a una gran desmotivación y desmoralización. En cada etapa, empezando con las primeras conversaciones en casa, y siguiendo con la cita en el registro militar, los estudios… la mujer se enfrenta al paternalismo que les aconseja quedasre en casa y cuidar a los niños y preparar la comida. En cada etapa la mujer tiene que convencer que puede y quiere estar en ejército, y que de verdad ha tomado una decisión firme y meditada.

La instructora de la preparación médica (Azov) Olena Mosiychuk cuenta cómo los hombres se negaban ir con ella a los combates, «porque es mujer y se va poner histérica». «Luego resultó que a estos hombres había que recogerlos del campo, histéricos»,―cuenta con una sonrisa Olena. El valor no tiene sexo, pero, por desgracia, aun hay muchos que lo ignoran.

La mujer se enfrenta a que en ejército las inscriben con otras funciones distintas a las que desempeñan en realidad. Francotiradoras, ingenieras, artilleras… figuran como jefas de servicios, cocineras o costureras.
Las restricciones a la designación de mujeres para puestos específicos en el ejército están reguladas por la Orden del Ministro de Defensa de Ucrania número 46 «Sobre la introducción del listado de puestos de oficiales en que puede designarse a mujeres aceptadas para el ejército por el contrato y por voluntad propia» y sus enmiendas. Los puestos para mujeres alistadas, sargentos, suboficiales, se contemplan en la Orden del Ministro de Defensa de Ucrania N 600 de 02.12.08.
Lamentablemente, no se ha podido encontrar el listado de los documentos más recientes sobre acceso público, pero analizando el extracto de listado de mandato N 46, se puede adivinar que las encargadas de los servicios, las costureras están enterradas allí mismo. Y ahora resulta que la mujer sirve en el frente, arriesgando su vida cada día, pero su puesto oficial es el de «costurera». ¿No es frustrante?
Así que, respecto a la mujer en el ejército, para empezar: primero creamos las mismas condiciones que tienen los hombres, y ya luego hablaremos de si quieren ir al ejército o no. Porque hasta ahora es como soltar en una piscina a dos nadadores: uno rubio y otro moreno; luego, ponerle al rubio pesas en los pies y pedirle que competa con el moreno cargando con semejante lastre. Y, encima, decir que es que los rubios no saben nadar…

Fuente.

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