Un llamamiento de Kyiv a Davos: Frenar el petróleo y el gas rusos traería la paz a Ucrania

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Mientras Davos debate sobre el futuro económico del mundo, el llamamiento de Kyiv es firme: «acaben con el petróleo y el gas rusos y no solo pondrán fin a la guerra en Ucrania, sino que frenarán la expansión de la autocracia y acelerarán la transición energética mundial», escriben Svitlana Romanko y Oleh Savytskyi.

Svitlana Romanko es la fundadora y directora de Razom We Stand, un grupo de activistas ucraniano. Oleh Savytskyi es Director de Campañas de Razom We Stand.

Mientras los líderes mundiales se reúnen en Davos con motivo del Foro Económico Mundial, Ucrania se tambalea ante la continua oleada de mortíferos ataques masivos con misiles procedentes de Rusia, que provocan cada vez más muerte y destrucción innecesarias.

Desgraciadamente, la trágica pérdida de vidas humanas en Ucrania, incluidos cientos de civiles y niños, se paga a menudo con el dinero que Europa y Estados Unidos envían a Rusia, que escandalosamente sigue haciendo lo mismo con gran parte de las exportaciones rusas de combustibles fósiles.

Es imperativo reconocer el nexo crítico entre energía, conflicto y democracia. En medio de la actual lucha por la paz y la soberanía en Ucrania, reiteramos nuestro llamamiento a los gobiernos democráticos: corten la línea vital del petróleo y el gas rusos para detener la brutal maquinaria bélica de Putin y frenar la expansión de la autocracia.

La implacable agresión de Rusia contra Ucrania se sustenta en los beneficios cosechados por las exportaciones de petróleo y gas. Son estos mismos beneficios los que permiten los ataques masivos con misiles y aviones no tripulados contra ciudades ucranianas, que se llevan vidas inocentes y causan estragos en la infraestructura civil.

La economía de guerra del Kremlin se nutre de estos ingresos, sosteniendo este devastador conflicto que se cobra vidas inocentes a diario. El reciente informe de Razom We Stand resalta esta angustiosa conexión entre los beneficios del comercio de energía sucia y el coste del sufrimiento humano.

La sombra de los planes de Rusia se dibuja de manera ominosa, evidente en el presupuesto federal de 2024: una asombrosa asignación de recursos al complejo militar-industrial, sin precedentes desde la época soviética. Un asombroso cambio en el enfoque presupuestario, con un tercio dedicado al ejército, resalta la alarmante escalada de agresión.

La militarización descontrolada de Rusia supone un camino peligroso hacia la intensificación del conflicto, amenazando la estabilidad regional y el futuro de la democracia en Europa.

En 2024, el presupuesto de «defensa nacional» de Rusia se ampliará a 10,775 billones de rublos (110.000 millones de dólares), lo que supone un aumento del 70% respecto a 2023, más del doble respecto a 2022 y tres veces superior a la asignación de antes de la guerra de 2021.

Lamentablemente, Europa y Estados Unidos contribuyen inadvertidamente a este cofre de guerra aplicando de forma inadecuada las sanciones contra el petróleo y el gas rusos, dejando abiertas lagunas que Rusia explota a diario.

La laguna del petróleo refinado, meticulosamente señalada por Global Witness, sigue siendo una enorme fuente de financiación que alimenta la agresión rusa, un hecho que no podemos pasar por alto.

La urgencia de actuar resuena más fuerte que nunca. La prohibición de las importaciones rusas de GNL (N. del T.: Gas Natural Licuado) en Europa no debe seguir siendo un objetivo lejano fijado para 2025. El almacenamiento de gas en Europa es amplio, y las proyecciones indican un superávit energético reforzado por la expansión récord de las energías limpias y los suministros alternativos de GNL que entrarán en funcionamiento en 2024.

Aunque encomiable, la promesa de Finlandia de prohibir el GNL ruso debe ser secundada por una acción colectiva inmediata. Las reservas de gas europeas, junto con la caída de la demanda y los próximos suministros alternativos de GNL, revelan un camino claro para dejar de depender de las importaciones rusas.

De hecho, es probable que las instalaciones de almacenamiento de la UE y el Reino Unido terminen el invierno casi un 54% llenas, con un rango probable del 42% al 69%.

Ucrania está dispuesta a reforzar la seguridad del suministro de gas a la UE. Nuestro amplio almacenamiento de gas ya ha demostrado su eficacia para estabilizar los precios invernales en Europa. Como señala el Financial Times, Ucrania puede ser un elemento decisivo de la solución, reforzando la seguridad del suministro de gas a la UE.

Al otro lado del Atlántico, las exportaciones estadounidenses de GNL alcanzaron máximos históricos mensuales y anuales en diciembre, y los informes sugieren que Estados Unidos se ha posicionado para convertirse en el mayor exportador de GNL en 2023.

El mensaje más claro que resuena desde Kyiv es un llamamiento para acabar con el dominio ruso sobre la energía sucia.

La imperiosa necesidad de acabar con el dominio energético de Rusia trasciende la mera estrategia económica o geopolítica: es un imperativo moral. Si cortamos la línea vital de los beneficios del petróleo y el gas rusos, negaremos su combustible a la maquinaria de la agresión.

No solo defendemos la soberanía de Ucrania, sino un mundo libre de las garras de potencias autocráticas que utilizan la energía sucia como arma de destrucción.

Ha llegado el momento de un cambio transformador. Detener el petróleo y el gas rusos no es solo poner fin a una guerra; es desmantelar los cimientos que permiten prosperar a la autocracia. Es un imperativo mundial para fomentar la independencia energética, la paz, la acción por el clima y la resiliencia democrática.

Mientras Davos delibera sobre el futuro económico del mundo, el llamamiento de Kyiv es firme: acaben con el petróleo y el gas rusos y no solo pondrán fin a la guerra en Ucrania, sino que también frenarán la expansión de la autocracia y acelerarán la transición energética mundial.

El futuro de la democracia, la seguridad y la dignidad humana depende de este momento crítico de acción, y los líderes en Davos deben actuar ahora para dejar de financiar la agresión rusa.

Fuente del artículo original

Traducción hecha por S. Frolova, ConUcrania

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