A causa del ataque, el edificio ha sufrido una destrucción parcial y ha perdido unas 700 ventanas.
El Derzhprom es probablemente el ejemplo más distintivo y audaz del constructivismo en Ucrania. Aunque fue construido en tiempos soviéticos (en 1928), esto no resta importancia a su valor para Ucrania, ya que Járkiv, en los años veinte del siglo XX, fue uno de los centros del renacimiento artístico ucraniano y de la resistencia política contra la URSS.
A pocos metros se encuentra la Casa “Slovo” (“Palabra” en español), hogar de poetas y escritores vanguardistas ucranianos, casi todos ejecutados en los años treinta por los servicios de inteligencia soviéticos debido a sus posturas políticas y su arte, que no se ajustaba al canon artístico de la Unión Soviética.
Así, este ataque ofrece otra evidencia de que la invasión rusa no se centra únicamente en ganar territorio o recursos. El ataque directo a monumentos históricos muestra un intento deliberado de borrar la identidad ucraniana y los objetos físicos que la representan. Sin embargo, estas acciones deben motivarnos a recordar con más fuerza y a hablar con más determinación sobre la historia, la cultura y la esencia de Ucrania.
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