“Cuando nosotros llegamos a Maydan , el edificio de los sindicatos ya estaba en llamas, a 50 metros estaban las líneas de los “Berkut” y de los cañones batía agua. Alguna que otra vez tiraban en ambos lados cócteles molotov o alguna granada, pero eso no tenia importancia, porque ya no había ataques directos” recuerda Igor Fliorko.