Artículo por: James Oliver
El 19 de septiembre de 1939, las unidades avanzadas del sexto ejército soviético llegaron a las afueras de la ciudad de Lviv. Lo que encontraron fue una ciudad que ya había sido objeto de un bombardeo incesante de la artillería alemana colocada en las colinas cercanas, así como de la Luftwaffe. Oficialmente, el Ejército Rojo y la Wehrmacht se suponía que debían mantener una distancia de 25 km entre sí durante su invasión conjunta de Polonia [1]. Pero aquí (como en todas partes), no fue así. Lviv estaba destinada a ser una ciudad defendida a toda costa por los polacos con el fin de de mantener viva una ruta de transporte de suministros y de acceso de la prometida ayuda occidental a Polonia, conocida como la cabeza de puente rumana, entregada desde Constanza. Sin embargo, el Plan Zachód, el nombre en clave para el plan de defensa Polaco de una invasión alemana, no había previsto a los soviéticos y a los alemanes siendo aliados. Debido a la invasión soviética, y porque la prometida ayuda occidental no llegaba, la defensa de Lviv se hizo insostenible. El 22 de septiembre, el comandante de la ciudad, Władysław Langner, se vio obligado a rendirse, no a los alemanes que se habían retirado de Lviv como parte del pacto Molotov-Ribbentrop, sino a los soviéticos. Según un testigo presencial: «Apenas habían depuesto las armas cuando fueron rodeados por las tropas rusas y escoltados fuera.» [2]
Si creemos la versión soviética de la historia, la captura de Lviv fue parte de una jubilosa liberación de «hermanos de sangre» en 1939.

También se presentó la misma imagen ante Occidente en ese momento. David Lloyd George, el ex primer ministro británico, escribió un artículo para el diario británico Daily Express el 23 de septiembre de 1939 alabando a la URSS por liberar a sus parientes naturales de un clasista yugo polaco. [3] El 31 de mayo de 1941, Sir Bernard Pares, que tenía reputación internacional como uno de los historiadores más importantes sobre Europa del Este de su época, escribió un artículo en The Guardian alabando la URSS por liberar a «10 millones de rusos [sic]», en la invasión de Polonia a la que consideraba que había sido cortada de Rusia «por accidente» a consecuencia del final de la final de 1ª GM. Su definición de lo que estos «10 millones de rusos» eran no tenía nada que ver ni con su identidad o ni su autodeterminación. [4]
Con esto en mente, vale la pena señalar que Lviv no tiene antecedentes de ser gobernada por Moscú hasta 1939. En cuanto a si la conquista de la «Ucrania occidental» ocupada por Polonia puede realmente ser llamada un «liberación», como afirmaron los soviéticos, está también la cuestión de lo que el Ejército Rojo hizo en realidad a la población de Ucrania. Según el arzobispo metropolitano Andrei Sheptitsky, los soviéticos deportaron a unos 400.000 ucranianos desde el oeste de Ucrania durante 1939-1941. [5]
Al igual que los comentarios de Pares sobre los «10 millones» son erróneos, ya que son demasiado simplistas, llamar al Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial simplemente «ruso», tal y como muchos occidentales hacían en el momento y siguen haciéndolo hoy en día también es erróneo al ser demasiado simplista. El Ejército Rojo fue en gran medida una fuerza multinacional. Esto hace que el discurso de Vladimir Putin en conmemoración del 70 aniversario del Día de la Victoria en Europa aún más interesante porque en su discurso reconoció ese punto, en honor a los soldados de Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Mongolia.
Faltan en esa lista por razones políticas los ucranianos. En mi último post les conté los relatos de algunos de los ucranianos que lucharon por Polonia y en Occidente en la Segunda Guerra Mundial. En este post, me centro en los ucranianos que lucharon como parte del Ejército Rojo. Entre 1941 a 1945 hubo estimadamente 7 millones de ellos. También participaron en el teatro del Pacífico contra Japón.
Al igual que los ucranianos que lucharon por Polonia en septiembre de 1939, los ucranianos también sirvieron como parte del Ejército Rojo invasor. El núcleo del mencionado sexto ejército soviético que tomo Lviv se formó en Kyiv en agosto con la intención específica de participar en la invasión de Polonia. Reflejando el carácter multinacional del Ejército Rojo, fue comandado por un ruso, Filipp Golikov, quien a su vez estaba subordinado a un ucraniano, Semyon Timoshenko.
Por desgracia, que los ucranianos estuvieran también presentes en el Ejército Rojo significa que ciertos ucranianos eran cómplices de los crímenes de lesa humanidad llevados a cabo por el Ejército Rojo contra los pueblos que ocupaban como resultado del pacto Molotov-Ribbentrop. El 5 de marzo de 1940 Beria y Stalin aprobaron la ejecución de 22.000 prisioneros de guerra capturados en la invasión de Polonia. A partir de abril iban a ser llevados al bosque de Katyn, con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda, donde iban a ser ejecutados de un disparo en la nuca y enterrados en fosas comunes. El más infame de los verdugos de Katyń bien puede haber Vasily Blokhin, pero los 22.000 prisioneros de guerra estaban bajo la jurisdicción del «Departamento de Asuntos de prisioneros de guerra», una rama de la NKVD soviética creado por Beria. Fue dirigida por un ucraniano, Peter Karpovich Soprunenko, nacido cerca de Kyiv en 1908 y fue él quien decidió el destino de los masacrados. [6]
En mayo de 2014, Putin firmó la ley que hacia ilegal la llamada «difusión intencionada de información falsa sobre la actividad de la URSS durante los años de la Segunda Guerra Mundial», bajo el pretexto de que hacerlo rehabilita el nazismo. Ahora se ha hecho cada vez más arriesgado para los rusos discutir la línea oficial que glorifica los logros del gobierno soviético durante la guerra y resta importancia a sus errores o sus crímenes. Como contexto, Putin tiene antecedentes de tratar de justificar el pacto Molotov-Ribbentrop y todo el derramamiento de sangre que se asocia con él. Es bastante revelador que criticar a un hombre como Sopruenko bien puede ser considerado ilegal ahora en Rusia.
Los errores tácticos plagaron el Ejército Rojo en 1941 cuando Hitler lanzó la Operación Barbarroja. En teoría, el territorio ucraniano al este de Kyiv iba a ser protegido por el extremo sur de una serie de fortificaciones construidas en la década de 1920 bajo las órdenes de Stalin, sin embargo en 1941 la «línea Stalin», como se la conocía, se había desprovisto deliberadamente de hombres y equipo a la luz de la expansión hacia el oeste de la URSS. A principios de junio, los hombres encargados de defender Ucrania contra el ataque de la Wehrmacht estaban mal preparados. No sólo estaba el Ejército Rojo todavía reponiéndose de las sangrientas purgas de la década de 1930, estaba preparado para la ofensiva, no la guerra defensiva. Las advertencias de que Alemania iba a invadir la URSS fueron ignoradas, como el 15 de abril de 1941, cuando un avión alemán se estrelló cerca de la ciudad de Rivne. Tras la inspección del avión se descubrieron, cámaras, rollos de película y mapas. [7] Era evidente que los pilotos habían estado llevando a cabo misiones de reconocimiento para ayudar a una invasión inminente. Cuando llegó esa invasión, la ineptitud táctica soviética condeno el mencionado sexto Ejército. Para el 3 de agosto, la Blitzkrieg alemana había atrapado el 6º y 12º ejército Soviético alrededor de Uman. A pesar de otras dos semanas de lucha contra los alemanes fueron capturarados 103.000 prisioneros de guerra, entre los que estaba el general Ivan Muzychenko que había asumido el mando del sexto ejército en 1941. Paso el resto de la guerra en cautiverio y su ejército fue disuelto. Los detalles del destino del sexto ejército soviético se puede encontrar aquí.

Un desastre aún mayor para el ejército rojo sucedió en Kyiv. El 4 de agosto de 1941, Hitler ordenó a sus generales al mando del «Grupo de Ejércitos Centro» luchando para abrirse paso a Moscú desviarse al sur. Hitler fue seducido de capturar Ucrania debido a sus activos geopolíticos. Entre 1940 a 1941, «el 90% por ciento de los envíos de alimentos procedentes de la Unión Soviética vino de la Ucrania soviética. […] Para Stalin, el dominio de Ucrania fue la condición previa y la prueba del triunfo de su versión del socialismo. Purgado, famélico, colectivizado y aterrorizado, alimento y defendió a la Rusia Soviética y al resto de la Unión Soviética. Hitler soñaba con el infinitamente fértil suelo ucraniano, dando por hecho que los alemanes aprovecharían más el terreno que los soviéticos. Los alimentos de Ucrania eran tan importantes para la visión nazi de un imperio oriental como lo fueron para la defensa de la integridad de la Unión Soviética de Stalin. La «fortaleza» ucraniana de Stalin era el «granero» ucraniano de Hitler. [8]
El 12 de septiembre, el segundo ejército Panzer alemán, tras obtener la victoria en someter Minsk se reunió con el 1º ejército Panzer, que había estado luchando a través de Ucrania, en la pequeña ciudad de Lokhvytsia, al este de Kyiv, completando así lo que fue el mayor envolvimiento de una fuerza enemiga en la historia militar. Se tomaron 600.000 prisioneros de guerra. [9] A pesar de más reveses para los soviéticos, incluyendo un cerco de tamaño casi similar en Vyazma en la ofensiva hacia Moscú, [10] el Ejército Rojo no fue derrotado. Al principio de la campaña, los generales de Hitler, tales como Franz Halder estaban seguros de que podrían, simplemente, aplastar cualquier oposición. [11] El 6 de agosto, Halder ya se estaba quejando de la capacidad del Ejército Rojo de escapar de las fauces de la Wehrmacht a lo largo del frente Este [12] y cuando los alemanes habían llegado a las afueras de Kyiv, Halder informa de que el sexto ejército alemán estaba perdiendo 1.600 hombres al día. [13] Halder también se quejó de que después de romper una docena de divisiones soviéticas, «los rusos [sic] simplemente forman otra docena. El factor tiempo les favorece, ya que están cerca de sus recursos, mientras nosotros nos movemos cada vez más lejos de los nuestros”. [14] A pesar de lo que, sobre el papel, parecían pérdidas catastróficas para el Ejército Rojo en los grandes cercos como el de Kyiv, el Ejército Rojo podía recurrir a reservas de personal de los que los alemanes simplemente no disponían, y en ninguna parte del frente oriental podría la Wehrmacht asestar un golpe fatal al Ejército Rojo.
Cuando Hitler ordenó el desvío de fuerzas del Grupo de Ejércitos Centro el 4 de agosto, su decisión fue recibida con protestas de algunos de sus generales. Dijeron que Moscú, no Kyiv, decidiría la guerra. La prioridad, argumentaron, debe ser en la destrucción del Ejército Rojo, no ocupar terreno solo porque pueden. Desde esta perspectiva, además de los mencionados problemas, las capacidades ofensivas del ataque de la Wehrmacht hacia territorio realmente ruso fueron debilitadas no sólo porque las defensas de la capital de la URSS así como la organización del Ejército Rojo fueran mejoradas, sino también porque el otoño dio paso al infame «invierno ruso» para el que la Wehrmacht no estaba preparada. [15] Si bien se puede argumentar que el Ejército Rojo habría luchado incluso si Moscú hubiese sido capturada como hizo el Imperio ruso en 1812 cuando Napoleón Bonaparte capturó la ciudad, también puede argumentarse que la obsesión de Hitler con Ucrania fue un importante factor en el fracaso de la Operación Barbarroja, incluso antes de que cayeran las primeras nieves del invierno, y por lo tanto le costó la guerra a Hitler en realidad. [16]
A pesar de todo, cuando el avance de la Wehrmacht finalmente flojeo frente a la resistencia del Ejército Rojo, toda Ucrania había sido sometida, mientras que sólo una parte de la Rusia occidental había caído ante la Wehrmacht. Sebastopol aguanto contra la Wehrmacht en un largo asedio que duró hasta principios de julio de 1942, cuando fue abandonado por Stalin a la luz de la incapacidad de reabastecer a los defensores de la ciudad con munición. Oleksiy Leshchenko, nacido cerca de Vasylivka en 1906, era uno de los hombres encargados de defender la ciudad. En 1940, se le había puesto al mando de la «batería costera 35», que si bien fue diseñada para proteger Sebastopol de los ataques desde el mar terminó jugando un papel en retrasar el avance de la Wehrmacht en tierra. Leshchenko mantuvo el fuego de batería sobre los alemanes hasta las 3am del 2 de julio de 1942, cuando, tras haberse quedado sin munición, ordenó a sus hombres destruir las torres de la batería costera 35 para evitar que cayera en manos enemigas antes de escapar en bote de Crimea. [17] Leshchenko regresó a Sebastopol en 1944 para ayudar a expulsar a los alemanes de la ciudad.
Mucho se sacrificó para mantener viva Sebastopol, incluyendo Odesa, que fue abandonada para apuntalar las defensas de Crimea. Cuando el resto del oeste de Ucrania cayó en manos de la Wehrmacht, la ciudad de Odesa logró repeler el ataque alemán y el de sus aliados rumanos en un sitio de cerca de 70 días – en parte porque los alemanes y rumanos fueron frenados por la resistencia partisana. Yakov Gordiyenko, nacido en la ciudad en 1925, fue uno de los primeros líderes partisanos y se hizo famoso a nivel local por actividades de sabotaje tras las líneas enemigas. Sin embargo, no sobrevivió al asedio. Otra ucraniana que comenzó a hacerse un nombre aquí fue Lyudmyla Pavlychenko, nacida en Bila Tserkva en 1916. Pavlichenko sigue siendo considerada como la francotiradora más letal de la historia, con más de 300 muertes confirmadas durante las batallas de Odesa y Sebastopol. Sus hazañas no sólo la convirtieron en una heroína de la Unión Soviética, sino también una celebridad en Occidente.

En la noche del 4 de noviembre de 1941 en el pequeño pueblo de Baravnika, partisanos ucranianos locales se enteraron de que un grupo de comandantes alemanes del 667º regimiento del sexto ejército se había alojado en la casa del médico del pueblo, Ovram Martynenko. A media noche hicieron su ataque y en el tiroteo consiguiente murió el médico, así como tres de sus huéspedes alemanes, identificados como coronel Sinz, sargento Graf y cabo Tischler. De ninguna manera había sido esta la primera vez que la Wehrmacht había sufrido la actividad partisana local alrededor de Myrhohod, pero era la primera vez que un coronel había sido eliminado por los partisanos en la zona. [18] La respuesta alemana a este y otros actos de actividad partisana fue intensificar las matanzas de campesinos ucranianos y de Judios bajo el pretexto de ser «cómplices» en actividades partisanas. En la práctica, esto no sólo significa que los oficiales de bajo rango y los soldados de la Wehrmacht se convirtieron en cómplices en el Holocausto, sino que también tuvieron que ser desviados hombres y recursos desde las líneas del frente para hacer frente al movimiento partisano.
Uno de los líderes partisanos más conocidos en Ucrania es Sydir Kovpak, nacido en Járkiv en 1887. En 1943, se llevaría a cabo una gran incursión partisana en Volinia para interrumpir las líneas alemanas. Según la enciclopedia de Ucrania «la incursión tuvo un importante efecto psicológico en la población de Ucrania: se destruyó su creencia en la invencibilidad alemana.» En Ucrania, los partisanos soviéticos desempeñaron un papel menos importante en el esfuerzo de guerra soviético contra los alemanes del que hicieron en otras partes de la URSS, aun así los partisanos ofrecieron una resistencia considerable.
El 20 de octubre de 1943, unidades del Ejército Rojo que en esta etapa estaban penetrando en Ucrania y que habían participado en las batallas alrededor de la ciudad rusa de Voronezh, así como la defensa de Stalingrado, fueron renombradas como el 1º frente ucraniano. Este contingente del Ejército Rojo estaba formado por un 80% de Ucranianos. Entre ellos se encontraban los comandantes de tanque Andriy Kravchenko, nacido cerca de Kyiv en 1899, y Kyrylo Moskalenko, nacido cerca de Donetsk en 1902. En 1943 ambos ya se habían distinguido al mando de unidades acorazadas en las batallas de Moscú, Stalingrado y Kursk. Ambos también participaron en la invasión soviética de Finlandia en 1939.
En noviembre de 1943, la Wehrmacht, en esta etapa superada en número y habiendo perdido la iniciativa ante el Ejército Rojo, se retiró hacia el lado occidental del río Dniéper, con la esperanza de utilizar sus orillas como parte de una línea defensiva. El 5 de noviembre esa línea defensiva había sido rota por un numeroso cruce del río en el norte, cerca de Lyutizh. El 6 de noviembre, los alemanes, por temor a sufrir un cerco como el que le ocasionaron a los soviéticos en 1941, emprendieron una sangrienta retirada. Los tanques de Moskalenko y Kravchenko alcanzaron el centro de Kyiv y y Nikolai Vatutin, comandante del 1º frente ucraniano, proclamó la liberación de Kyiv a Moscú. Kyiv fue en, términos soviéticos, «liberado» el día antes del aniversario de la revolución bolchevique de 1917. Durante mucho tiempo han existido teorías que afirman que Stalin ordenó la liberación de Kyiv a cualquier precio para conmemorar el aniversario de la revolución; sin embargo, la liberación de Kyiv fue iniciada por un ataque de penetración, no una ofensiva directa, lo que pone en tela de juicio las teorías. [19]
(«La liberación de Kyiv de la regla nazi.» Noticiero de entreguerras de la Pathé británica. Nótese cómo, entre otras cosas, el Ejército Rojo se denomina aquí como «Ruso».)
Cuando los alemanes fueron expulsados de Kyiv en 1943, a la guerra todavía le quedaba más de año y medio de duración. Fue un proceso lento y brutal. La derrota más decisiva de la Wehrmacht no ocurrió en una batalla en Rusia, sino en una operación ofensiva que comenzó en Bielorrusia y terminaría en Polonia en 1944. La operación Bagration causó la destrucción de cerca de 20 divisiones alemanas y otros 50 gravemente dañadas. [20] Parte de la razón de su éxito fue la campaña de engaño de los soviéticos. La inteligencia alemana había anticipado una masiva ofensiva veraniega de los soviéticos, pero la habían ubicado en Ucrania. [21]
El 13 de julio de 1944, los frentes Ucranianos iniciaron una ofensiva conjunta en el marco de la operación Bagration para expulsar a los alemanes del resto de Ucrania. El 26 de julio entraron en Lviv, sólo para descubrir que la ciudad ya había sido liberada por el ejército nacional polaco. Como consecuencia, Władysław Filipkowski, el comandante polaco de las fuerzas del ejército nacional estacionadas en las inmediaciones de Lviv, fue detenido junto con 5.000 de sus hombres. Al día siguiente, Edward Osóbka-Morawski, jefe del PKWN polaco, o el gobierno polaco títere de Stalin, firmó un acuerdo para cambiar las fronteras de Polonia oriental, creando así el mapa de Polonia que vemos hoy. Sin embargo, este cambio ha dejado a comunidades ucranianas y a pequeños grupos, como el de Lemkos, en el limbo. Para solucionar esto, Stalin comenzó un proceso de limpieza étnica. Pero, mientras tanto, la policía secreta soviética de Ucrania se obsesionó por otro ejemplo de limpieza étnica, esta vez llevada a cabo por los alemanes y sus aliados.
El 28 de agosto de 1944 Sergey Savchenko – subdirector de seguridad del Estado de la República Socialista Soviética de Ucrania informó a sus superiores en Moscú sobre la inteligencia que había recibido sobre las actividades de un complejo campo de concentración y exterminio situado al sur-este de Katowice. Esta era Auschwitz-Birkenau, y sus horrores fueron expuestos cuando fue liberada por el 60º ejército del 1º frente ucraniano el 27 de enero de 1945. Como mencione antes, el primer oficial del Ejército Rojo en entrar en Auschwitz era un Judío de Ucrania con el nombre de Anatoliy Shapiro.
Una de las fotografías más icónicas del final de la Segunda Guerra Mundial es de la bandera de la URSS ondeando sobre el Reichstag, el 2 de mayo de 1945. Esta fue una foto creada con fines propagandísticos. El hombre que tomó la foto era Yevhen Khaldei, nacido en Donetsk en 1917. Quería crear una imagen tan icónica como la foto de la bandera de Estados Unidos en la cumbre de Iwo Jima de Joe Rosenthal. Antes de que tomase su foto el Reichstag ya había sido coronado el 30 de abril de 1945 por un soldado ruso, Mikhail Minin, nacido en 1922 en Vinino, de la región de Pskov de la RSFSR. Sin embargo Minin coloco la bandera de la URSS de noche y en condiciones no adecuadas para una fotografía de guerra. Por eso no existen fotos de ella y fue tomada por los alemanes al día siguiente. Khaledei tomó una serie de imágenes del izado de la bandera de la URSS y en sus memorias identificó a tres hombres que sirvieron de modelos. Oleksiy Kovalev, quien queda representado izando la bandera, nació en Kyiv en 1925, había servido como parte del 1º frente bielorruso. Fue apoyado por Abdulkhakim Ismailov de Daguestán y Alexei/Leonid «Gorychev» de Minsk. A razón de la subsecuente propaganda política soviética se identificó a los hombres en las fotos no como los anteriores, sino como dos rusos y un georgiano.

La foto de Rosenthal que inspiró a Khaledi también tiene una conexión ucraniana. Michael Strank nació en Jarabina, en lo que hoy es Eslovaquia, de padres lemkos de origen Ucraniano en 1919 antes de que su familia se mudara a Pensilvania en busca de una vida mejor. En 1939 se alistó para unirse a los Marines y por ello durante la Segunda Guerra Mundial lucho de isla en isla contra los japoneses en el teatro del Pacífico. La icónica foto de Rosenthal no representa el primer izado de la bandera estadounidense en Iwo Jima, el 23 de febrero de 1945. A principios de ese mismo día, otra bandera de Estados Unidos había sido izada, pero la consideraron demasiado pequeña y difícil de ver desde la base de la montaña. La historia completa se encuentra aquí. Rosenthal fotografiado a Strank y sus hombres izando la bandera por segunda vez. Desafortunadamente, Strank murió pocos días después, el 1 de marzo.

Cuando la Unión Soviética invadió Manchuria, ocupada por los japoneses, el 9 de agosto de 1945, se enfrentaban a un enemigo ya dañado por las bajas en China y en las islas del Pacífico. Tres días antes, la ciudad de Hiroshima había sido devastado por un arma nuevo que altero fundamentalmente la forma de las guerras y la política de poder – la bomba atómica. En el mismo día de la invasión soviética, el Consejo Supremo de Guerra japonés se reunió para discutir si Japón debía continuar la guerra. Mientras lo hacían, una segunda bomba atómica fue lanzada sobre Nagasaki. Esto y la invasión soviética hicieron la posición japonesa de continuar la guerra insostenible. A pesar de la oposición nacionalista y militarista, el 15 de agosto el emperador Hirohito anunció a su nación la aceptación de los términos de la rendición según lo acordado por los aliados en Potsdam. Sin embargo, esto no puso fin a los combates. El conflicto entre el Ejército Rojo y los japoneses persistió y ucranianos procedentes de occidente eran participes en esa lucha.
El mencionado comandante de tanque Kravchenko estaba entre el contingente del Ejército Rojo en el Lejano Oriente. Al igual que Oleksiy Gnechko, nacido cerca de Járkiv en 1900. El 18 de agosto de 1945, fue puesto al mando de la operación anfibia de la isla de Shumshu, una de la más septentrional de las islas Kuriles, y que poseía una base militar japonesa. Como resultado de sus hazañas, en 2012 la Federación de Rusia decidió nombrar uno de los pequeños islotes de las Kuriles con su nombre. Oficialmente, la guerra en el Pacífico terminó el 2 de septiembre a bordo del USS Missouri, cuando Japón firmó la rendición. El representante de la URSS en esta ceremonia fue Kuzma Derevyanko, nacido en 1904, cerca de Kyiv.

Los ucranianos tuvieron una importante presencia en el Ejército Rojo desde principios de septiembre 1939 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, al ser participantes plenos en no sólo sus victorias, sino también muchos de sus crímenes. Lo anterior es sólo una selección de algunas de sus historias. El frente oriental del teatro europeo sigue siendo el más grande, así como el más sangriento hasta la fecha. Nunca habrá suficiente espacio para contar su historia completa. En última instancia, fue el lugar donde fueron derrotados Hitler y sus aliados, pero a un alto coste. Al menos 27 millones de personas murieron en la lucha contra el fascismo en Europa, pero «las pérdidas soviéticas» no se traducen meramente como «pérdidas rusas». Sin embargo, burdos supuestos y estereotipos sobre la Segunda Guerra Mundial, el frente oriental, y los ucranianos aún persisten. Hace tiempo que occidente debería reconsiderar lo que piensa que sabe acerca del conflicto más importante del siglo 20. Al contrario de la narrativa de Putin, el Ejército Rojo, incluso con sus ucranianos, no es exactamente algo que deba ser completamente glorificado, aunque derrotase a la Wehrmacht.
[1] R. Moorhouse, «The Devils Alliance: Hitler’s pact with Stalin.1939-1941 «, p49.
[2] F Czarnoski, citado por R. Moorhouse, «ibid», p50.
[3] Citado por T Lane en «The Baltic and the Outbreak of the Second World War» de J Hiden y T Carril (eds), p146.
[4] N Davies, » Rising 44: The Battle of Warsaw «, P157.
[5] O. Subtelney, «Ukraine: A History», p456. Cita a Sheptitsky indicando que los ucranianos deportados provenían solo de Galicia. D Kalkandjieva “The Russian Orthodox Church, 1917-1948: From Decline to Resurrection”, p82. Cita a Sheptitsky afirmando que 400.000 católicos fueron deportados desde el oeste de Ucrania.
[6] M Parrish, «The Lesser Terror: Soviet State Security, 1939-1953», P325.
[7] C Bellamy, “Absolute War: Soviet Russia in the Second World War”, p143.
[8] T Snyder, “Bloodlands: Bloodlands: Europe between Hitler and Stalin”, p161.
[9] H Henderson, «The Greatest Blunders of WWII», P167. Aquí vale la pena señalar que Henderson llama a los prisioneros de guerra capturados «rusos», otro ejemplo de la simplista categorización occidental que no tiene en cuenta el origen de los soldados del ejército rojo o cómo se identificaron.
[10] Henderson, P167 «ibid.»
[11] F Halder, «War Journal, Vol 6″, p166. Entrada del 24 de junio de 1941. «Hay una posibilidad, de romper toda la fuerza enemiga en Ucrania [sic] en las batallas de los próximos días.» Más conocidas son las declaraciones de Hitler antes de la Operación Barbarroja afirmando que «sólo tenemos patear la puerta y toda la podrida estructura se vendrá abajo», en referencia a una invasión alemana de la URSS. Hitler citado en R Kirchubel, «Operation Barbarossa. Vol 1, Army Group South» p7.
[12] F Halder, «War Journal, Vol 7″, p22. Entrada del 06 de agosto de 1941. «elementos enemigos que creíamos atrapados en Roslavl han escapado. Los rusos [sic] tienen una extraña habilidad para moverse por caminos intransitables para nuestras tropas y construir cruces de ríos ocultos.» En otra entrada en la p64 con fecha del 25 de agosto Halder escribió “Parece que considerables elementos enemigos lograron escapar al cerco Veikkie Luki [ sic], El problema es que nuestras divisiones acorazadas tienen ahora una fuerza de combate tan baja que simplemente no tienen los hombres para sellar las áreas importantes».
[13] F Halder, ibid, p38. Entrada del 11 de agosto, 1941.
[14] F Halder, ibid, p36. Entrada del 11 de agosto, 1941.
[15] Para un análisis más detallado de este tipo ver Tubos D, “Last Stand of the Great Bear: Hitler, Stalin, and Operation Barbarossa”
[16] Pero la obsesión de Hitler con Ucrania no fue la última vez que cometió el error de priorizar grandes ambiciones sobre las tácticas de batalla. En 1942 la Wehrmacht tuvo la oportunidad de cortar el suministro de petróleo de Stalin en el Cáucaso, sin embargo Hitler impidió nuevamente a sus fuerzas lograr este objetivo favoreciendo capturar una ciudad con un valor aparentemente más simbólico que táctico. Esta ciudad llevaba el nombre de Stalin, se llamaba Stalingrado.
[17] R Forczyk, “Sevastopol 1942: Von Manstein’s Triumph”, p89.
[18] T Anderson, “Incident at Baranivka: German Reprisals and the Soviet Partisan Movement in Ukraine, October‐December 1941.” en The Journal of Modern History, vol. 71, No. 3 (sep 1999), p585-623.
[19] Como admitió en “Soviet Storm: World War II — In The East. ep. 10. The Liberation Of Ukraine.” Soviet Storm fue una serie documental sobre la Segunda Guerra Mundial hecha para la televisión rusa en 2011 antes de las leyes de Putin que prohíben las críticas al Ejército Rojo. Mientras que la serie documental es tosca en algunos momentos, a partir del min 10:15 se admite que algunos elementos post-hoc de la propaganda soviética simplemente no son ciertos.
[20] D Reynolds, “The other D-day – and the onset of cold war”
[21] Zhukov es citado aquí diciendo que «el alto mando alemán esperaba que diésemos el primer golpe de la campaña de verano en Ucrania, no en Bielorrusia.»
Traducción al español de : Fuente