Capítulo IV. Militares rusos en el este de Ucrania. Parte I
El paracaidista Kozlov
En septiembre de 2014, se conoció la información acerca del soldado de la 31ª Brigada de Asalto Aéreo de la Guardia Independiente, Nikolái Kozlov, que luchó en el Donbás y perdió una pierna como resultado de sus heridas. Su tío, Serguéi Kozlov, habló sobre él públicamente a través de las redes sociales.
[Traducción de la conversación de la red social VKontakte:]
Serguéi Kozlov: Me ha llamado mi hermano. Dice que su hijo, mi sobrino, está en el hospital en Moscú. Ahora será un discapacitado sin pierna para toda su vida. Crimea es nuestra. Jod….
Anna Lav: Mis condolencias… resistid… Sed fuertes…
S. Kozlov: Que resista Putin…
Andréi Golobokov: Serguéi, nuestras condolencias, de Svieta y mías…
Ruslán Krýlov: Como dice Zhyrik (Zhirinóvski), que se j… América…
Según los datos de la intendencia militar de Ozersk, Nikolái Kozlov, de 21 años, mecánico de coches de profesión, cumplía el servicio militar desde junio de 2013 en la unidad n.º 73612 en la Brigada 31. Desde el 1 de agosto de 2013 se reenganchó y servía en el ejército con contrato.
Kozlov participó en los combates en territorio ucraniano desde el mismo comienzo del conflicto. En marzo de 2014, participó en los bloqueos de puntos estratégicos en Crimea. Es importante destacar que el soldado ruso Kozlov desempeñó las misiones
asignadas en Crimea vestido con el uniforme de la policía ucraniana. Existe al respecto la evidencia de una fotografía publicada por su padre en la red social Vkontakte en marzo de 2014.
Según el tío de este soldado, la foto fue tomada en el pasillo del Parlamento de Crimea, donde Kozlov tomó parte, bajo guisa de policía ucraniano, en el bloqueo del edificio. Concluida la misión, regresó a su hogar en Ulyánovsk, y fue condecorado con la medalla «por la devolución de Crimea» y contrajo matrimonio.
Lo enviaron al Donbás en agosto de 2014 para participar en la operación a gran escala que emprendió en ese momento el ejército ruso en Ucrania con el propósito de detener la ofensiva ucraniana sobre las posiciones de los separatistas. Kozlov participó en los enfrentamientos durante dos semanas. Según sus familiares, participó en concreto en misiones de combate contra las posiciones de la artillería de las fuerzas ucranianas.
Según el relato de Serguéi Kozlov, la unidad de su sobrino cayó en una emboscada en el momento en que trataban de rescatar a sus compañeros capturados. El 24 de agosto, su unidad se vio bajo el fuego de proyectiles [penetrantes] contra blindados y a Kozlov lo alcanzó un proyectil que le arrancó la pierna, tras lo cual lo trasladaron a un hospital de Rostov y, más tarde, a Moscú.
Nikolái Kozlov con el uniforme de la policía ucraniana en Crimea.
Soldados disfrazados de voluntarios
Tras la contraofensiva conjunta de «separatistas» y unidades regulares del ejército ruso en agosto, tuvieron lugar en Minsk conversaciones de paz en las que tomaron parte el presidente ucraniano, Petró Poroshénko y el presidente de Rusia, Vladímir Putin, cuyo resultado fue que ambas partes acordaron un alto al fuego que acarreó a su vez la congelación del conflicto en Ucrania durante un tiempo.
La siguiente fase activa de los enfrentamientos comenzó a finales de 2014. Ya en enero de 2015, nuevamente tropas regulares rusas volvieron a participar activamente en los combates contra las fuerzas ucranianas y, en particular, aseguraron las ofensivas «separatistas» para ganar terreno, en este caso, para tomar el punto estratégico [eje ferroviario] de Debáltseve.
Esta vez, antes de ser enviados a la zona del conflicto, los militares rusos debían presentar su renuncia a sus superiores.
El medio escrito ruso Kommersant informó a este respecto en su publicación el 19 de febrero. Su corresponsal consiguió entrevistar a cuatro militares rusos con contrato con las FFAA de la Federación de Rusia, los cuales confirmaron que, durante la preparación, sus mandos ya no ocultaban que los iban a enviar a combatir a Ucrania.
En las vísperas de ser desplegados en las zonas de combate, los soldados debían redactar una carta de renuncia a fin de que, en caso de resultar capturados, o heridos o muertos en combate, no se los pudiera identificar como militares profesionales rusos, sino como voluntarios.
Además, los soldados comentaron que, a diferencia de lo que sucedió en la ofensiva rusa el verano anterior, en la que las unidades cruzaban la frontera en columnas, en esta ocasión lo hicieron en grupos pequeños de tres personas.
La confesión del teniente coronel Okanev
El 13 de febrero de 2015, se conocieron las intenciones de los altos mandos militares de la 536ª Brigada Costera de Misiles y Artillería de la unidad militar 10544, con base en el óblast de Múrmansk, de enviar soldados al este de Ucrania en misión de combate.
Esta información se hizo pública gracias a una grabación que se realizó, en secreto, a uno de los militares, el zampolit [oficial a cargo de la educación política] de la unidad 10544, el teniente coronel Vyacheslav Okanev, uno de los soldados a los que se dirigía. La conversación se produjo poco antes del envío de los militares de Múrmansk al lugar de reunión de los soldados, cerca de la frontera con Ucrania.
«Es posible que los trasladen a la frontera con Ucrania, y que, una vez allí, se presente la situación en que les asignen misiones de combate, de modo que deberán cumplir las órdenes. No excluyo la opción de que deban cruzar la frontera y entrar en Dónetsk y en Luhánsk para ofrecer ayuda allí», — fueron las palabras de teniente coronel Okanev a sus hombres.
«Cierto es que nadie ha declarado la guerra oficialmente. Pero es nuestro deber ofrecer ayuda, en todos los sentidos de la palabra», — subrayó el oficial en su discurso. Además, Okanev aclaró que, «dado que no se había llegado a producir una declaración oficial de guerra», tampoco se garantizaba el pago de compensaciones económicas en caso de resultar herido o muerto en combate alguno de los militares rusos.
En una entrevista que apareció en el medio en internet Gazeta.ru del 13 de febrero de 2015, el teniente coronel Vyacheslav Okanev confirmó la autenticidad de dicha grabación.
La confesión del voluntario Sapózhnekov
El 31 de marzo de 2015, aparecieron las declaraciones de uno de los participantes en los combates en el Dombás, Dmitry Sapózhnikov, que confirmó públicamente la participación del ejército ruso en el conflicto. Sapózhnikov es ciudadano de la Federación de Rusia, y se alistó voluntario para luchar en Ucrania. Según dijo, desempeñaba funciones de comandante de una división de las fuerzas especiales de la autoproclamada RPD.
Así, al relatar la salida de su unidad de Logvino, donde estaba cercada, Sapózhnikov apuntó a la ayuda que recibieron, llegada desde Rusia. «Nuestros tanques llegaron en nuestra ayuda. Llegaron muchos tanques y unidades rusas desde Luhánsk. Era el ejército ruso, los buriatos. Gracias a ellos y al armamento pesado tomamos Debáltseve», — explicó Sapózhnikov.
Además, señaló que los soldados rusos habían sido previamente informados acerca de su envío a la zona de conflicto en el territorio ucraniano: «Aquí me encontré sólo soldados rusos que están con contrato, profesionales. Cerca de Debáltseve, había una unidad de buriatos, ahí sólo había buriatos. Decían que sabían perfectamente a dónde iban, aunque, oficialmente, lo que se decían era que iban de maniobras. Decían que los trasladaban en vagones, de noche».
Y, por otra parte, Sapózhnikov confirmó que las operaciones de combate más importantes en Ucrania las dirigen generales del ejército ruso. «Las operaciones, en particular las de gran escala, como las “calderas”, las dirigen los militares rusos, generales rusos. Ellos diseñan los planes junto a nuestros comandantes.
Las declaraciones de un tanquista buriato
Dorzhi Batomunkuyev en el hospital tras ser herido en Deváltseve.
El hecho de la de la presencia del ejército ruso en el territorio de Ucrania lo confirmó, además, un participante directo en los combates: Dorzhi Batomunkuyev, de 20 años, militar que
sirve con contrato en la 5ª Brigada de Tanques Independiente (Ulán-Udé), cuartel militar n.º 46108, número personal 200220, cartilla militar número 2609999. Describió su participación en los combates en el Donbás en una entrevista a la periodista de Nóvaya Gazéta, Elena Kostuchenko cuando se recuperaba de quemaduras en el Hospital Central Clínico de Dónetsk.
Batomunkuyev, según relató él mismo, resultó herido el 19 de febrero de 2015, cerca de Debáltseve, cuando el ejército ucraniano organizó una salida de la «caldera». La Brigada de Tanques del ejército regular ruso en la en la que servía fue enviada a combatir a los ucranianos con el objetivo de mantener las posiciones de los separatistas.
Este soldado confesó que, previamente a ser enviado al Dombás, tomó medidas de camuflaje junto a sus compañeros a fin de ocultar su relación con el ejército ruso: «cubrimos los tanques con pintura en Ulán-Udé. Pintamos los números y si alguien tenía las identificaciones de la Guardia, también. Nos quitamos los galones ya una vez aquí, en la zona de entrenamientos. Había que retirarlo todo para la maskirovka [camuflaje]. Los pasaportes los dejamos en el cuartel militar y la cartilla en el polígono de entrenamientos».
«Nos dijeron que íbamos de maniobras, pero sabíamos a dónde íbamos en realidad. Todos los sabíamos, — comentó Batomunkuyev. — Ya me había mentalizado y era tanto moral como psicológicamente consciente de que teníamos que ir a Ucrania.»
«Putin es un hombre muy astuto. “Nuestro ejército no está ahí”, — le dice a todo el mundo. Pero a nosotros nos manda rápidamente: “venga, vamos”», — concluye este soldado ruso.
Las fuentes de Borís Némtsov
A principios de febrero de 2015, representantes de los intereses de las familias de los soldados rusos fallecidos en el Donbás acudieron a Borís Némtsov. Le pidieron ayuda para conseguir que el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia desembolsase los pagos correspondientes a las familias. Estas personas, en referencia a los familiares de los soldados, ayudaron a Nemtsov a establecer una cronología de la entrada del el ejército ruso territorio ucraniano.
Según sus palabras, las bajas masivas de soldados rusos en el este de Ucrania se dieron en dos periodos. La primera ola de ataúdes llegó a Rusia el verano de 2014, cuando el ejército ucraniano lanzó una ofensiva. Dicha ofensiva pudo ser detenida gracias a la intervención directa del ejército ruso. La intervención obtuvo éxitos en los combates con los ucranianos, aunque a costa de sufrir grandes pérdidas. En particular, en la batalla por Ilovaísk, hubo un elevado número de bajas. Según las estimaciones más optimistas, regresaron a Rusia no menos de 150 ataúdes en camiones Gruz-200.
Semejante información no puede ocultarse por mucho tiempo, por lo que los periodistas arrojaron algo de luz sobre la situación. Pero, para sorpresa de muchos, no sólo fueron las autoridades las que obstaculizaron las investigaciones, sino que también lo hicieron los familiares de los soldados fallecidos. Según se pudo recabar de las fuentes de Némtsov, ello se explica por el hecho de que algunos familiares recibieron una compensación de tres millones de rublos. Y, a la vez, debían firmar un documento de confidencialidad bajo amenaza de encausamiento penal.
La segunda tanda masiva de ataúdes llegó a Rusia en enero y comienzos de febrero de 2015. Según nuestras estimaciones, durante este periodo murieron en el este de Ucrania no menos de 70 soldados rusos. Al menos 17 paracaidistas rusos, de Ivánovo, cayeron en Ucrania, (los autores de este informe disponen de una nota hecha por Borís Némtsov a este respecto).
La muerte masiva de los soldados rusos se relaciona con la intensificación del conflicto y de los combates, en particular, en Debáltseve. A diferencia de lo que sucedió en 2014, esta vez los soldados rusos debían presentar su renuncia antes de ser enviados al Donbás por la exigencia de sus mandos. De esta forma, se intentaba ocultar la participación de nuestro ejército en los combates, haciendo pasar a soldados regulares como voluntarios. Con simples promesas de los comandantes, garantizaban a los soldados que, en caso de resultar heridos o muertos en combate, sus familias recibirían una compensación similar a las que se pagaron en el verano de 2014.
Pero, en la práctica, los familiares no recibieron compensación alguna. El caso es que tampoco podían reclamar de manera oficial el pago de la compensación ya que, formalmente, los soldados caídos habían dejado de gozar del estatus de militares rusos…
Los familiares comenzaron a mostrar su descontento, y a buscar abogados que pudieran proteger sus derechos (gracias a lo cual esta información llegó a manos de Némtsov). Sin embargo, tenían miedo de hablar en público, al haber suscrito acuerdos de confidencialidad. Como sostienen las fuentes de Némtsov, el notorio caso penal abierto contra Svetlána Davydóva, madre de familia numerosa (siete hijos), por traición al Estado en beneficio de Ucrania, tenía como propósito infundir miedo en aquellos familiares de los soldados muertos que tuviesen la idea de acudir a la prensa. Este caso se usaba para amedrentar a los familiares de los soldados, amenazándolos con procesarlos penalmente en caso de que revelaran información sobre las circunstancias de las muertes de sus familiares.
Pese a que las compensaciones prometidas no llegaron a cobrarse nunca, las familias de los soldados rehusaron hacer declaraciones. Además, el asesinato de Némtsov los persuadió de reclamar a las autoridades rusas. El motivo, el miedo a ser procesados e incluso el miedo por sus propias vidas.
«Si Némtsov fue asesinado cerca del Kremlin, entonces nuestros clientes de Ivanovo pueden sufrir cualquier cosa. Nadie se dará cuenta», — resumió, para los autores del informe, el abogado que representa los intereses de las familias de dos paracaidistas muertos.
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