
La guerra en Ucrania. «Pequeños hombres de verde» (sinónimo de soldados rusos sin identificación) entraron a la península de Crimea a fines de febrero de 2014. En la Primavera del mismo año, tropas rusas entraron a Donbás, tomando los principales gobiernos y constituyendo dos estados títeres – las «RPL» y «RPD». A pesar de negociaciones políticas, treguas y acuerdos, la guerra no ha cesado y ha penetrado la vida de cada ucraniano. Los medios occidentales se han cansado de informar sobre estas batallas diarias como poco fuertes y aburridas, no espectaculares… y este «conflicto híbrido» es simplemente muy difícil de entender. La guerra en el Este de Ucrania está entrando en su tercer año, los hombres están muriendo, muchos son mutilados o quedan severamente lastimados, otros están traumatizados de por vida. Aquí un pequeño capítulo de las vidas individuales – los soldados y sus esperanzas y temores personales: de muerte, de nunca ver a su familia, de la camaradería, de la desesperanza, y del horror de la guerra.
OLEKSANDR KATRYCH
Oleksandr Katrych es un joven frágil de hablar suave con ojos azules soñadores y profundas mejillas hundidas. Nació en Mykolayiv el 11 de noviembre de 1991. Tiene un hijo de 3 años que fue internado en un orfanato cuando su madre lo abandonó. Antes de la guerra Sashko trabajaba como técnico y portero en una escuela local haciendo pequeñas reparaciones en el edificio y cuidando la seguridad y bienestar de los estudiantes. Él disfrutaba su trabajo, compartiendo y comunicándose con los estudiantes, el staff y los padres. Durante los fines de semana viajaba a una aldea cercana para ayudar a su abuela en la huerta, trabajando la tierra y atendiendo los animales.
«Me encanta el pan fresco de mi abuela, el aroma de las rodajas calientes salidas del horno. ¿Sabés que es lo que más extraño? La leche fresca y tibia recién ordeñada de nuestra vaca y la comida de la «Baba«… ¡su pyrizhky es estupendo! (bollos horneados o fritos rellenos con diferentes preparados)»
Sashko no participó en Maidán. Él afirma que no entendía lo que querían los estudiantes, sentía que era un sinsentido y que llevaría a la nada. De hecho, sus observaciones acerca de la revolución de la Dignidad eran sorpresivamente pesimistas. Entonces, ¿por qué fue a la guerra?
«Simplemente no podía sentarme allí y ver todos aquellos chicos jóvenes morir»
Sashko no veía bien y tenía una afección menor en el corazón, pero cuando recibió su cédula de conscripción el 2 de junio de 2015, no dudó ni huyó.
Fue enviado a servir a la brigada de Infantería de Montaña 128, y más precisamente en el equipo de apoyo de tiro. Fueron enviados a diferentes campos de entrenamiento- Shyroky Lan, Yavoriv, Desna, etc. – y luego desplegados a varias posiciones de combate cerca del frente – Teple (cerca de Shchastya), Luhanske, Chervony Zhovten, etc.
El 8 de marzo de 2016, Sashko y su batallón llegó a Pisky, y se les ordenó mantener las posiciones de defensa. Unos pocos días después, el bombardeo comenzó a las 3 de la madrugada y los morteros disparados por los Separatistas apoyados por Rusia desde un lanzagranada AGS-17 cayeron en su refugio subterráneo (esta arma está «prohibida» bajo los Acuerdos de Misnk).
«Celebramos el primer aniversario de mi servicio militar cerca de Pisky. Un mes más tarde mis camaradas me sacaron de las trincheras y me llevaron a un hospital de campaña en Selidove. El bombardeo comenzó la noche del 4 al 5 de julio, los morteros disparados desde los AGS-17 volaban por arriba nuestro, los primeros seis cayeron detrás nuestro, luego delante nuestro a lo largo de nuestra trinchera, me corrí hacia un lado y sentí que Batya decía:»está bien hijo. Ahora te vas a casa». Él y Denys me sacaron de allí adentro. Otros cuatro hombres estaban seriamente heridos, otros tres fueron llevados más tarde y dos vinieron al mismo hospital. Yo estaba totalmente consciente cuando me sacaban, pero cuando el médico se inclinó hacia mí, me desvanecí… Volví a tomar conciencia el 6 de julio, pero volví a desmayarme y finalmente me desperté en el Hospital Militar de Dnipro. Había tanta gente alrededor mío; sucede que el canal de TV 1+1 estaba haciendo entrevistas, ¡por lo tanto también me volví instantáneamente en una estrella de TV!»
Sashko sufrió heridas severas por la explosión de minas; algunos fragmentos penetraron su columna vertebral y la médula espinal, pero afortunadamente no hubo daños en los nervios. También tiene heridas en el pecho, múltiples heridas de esquirlas, fracturas en el hueso del hombro izquierdo y en el radio izquierdo, múltiples fragmentos se alojaron en la cadera y en el pie derecho. Luego de algunas operaciones, Sashko fue llevado al Hospital Militar de Lviv donde ha comenzado un programa de rehabilitación y recientemente nos ha mostrado como podía «correr» por ahí con un andador. Sus ojos azules se iluminan y sonríe:
«Yo quiero estar en muletas para mediados de octubre, y arriba y por ahí tan pronto como pueda. Quiero ver a mi abuelita y cuidar de mi hijo. La guerra aún no ha terminado…»
MYKHAILO YEDYNAK
Mykhailo Yedinak, nombre de guerra «Bratyk» (hermanito), es un ocurrente y jocoso hombre joven con una sonrisa seductora y duras palabras acerca de Rusia. Es de Lviv y nació el 19 de noviembre de 1989. Mykhas terminó el secundario y decidió comenzar a trabajar, pero los trabajos escaseaban y entonces fue con regularidad al extranjero – Alemania y Polonia – a trabajar en sitios de construcción. Apoyó completamente al movimiento de Maidán y viajó a Kyiv con amigos y ayudaba localmente.
«Cuando las tropas rusas invadieron mi país dije: «¡Listo, se terminó! ¡Tengo que ir! Soy un patriota y amo a mi país, ¡cómo me voy a quedar en casa?»
Mykhas se entrenó en el campo militar de Rivne, durante un mes y luego fue enviado para cumplir el servicio en la Brigada de Infantería de Montaña 128. El manejaba un enorme camión militar, transportando equipos de reconocimiento a sus posiciones y entregando suministros, raciones alimenticias y armamento a las diferentes unidades a lo largo de la línea de batalla.
Su brigada fue desplegada en Stanytsia Luhanska y Karlovka (cerca del aeropuerto de Donetsk) donde la gente vio duros combates y bombardeos.
En marzo de 2016, Mykhas estaba trabajando debajo de su vehículo cuando un mortero explotó cerca, lo que causó que el vehículo aplastara su cuerpo y que se fracturara su columna. Fue rápidamente evacuado al Hospital Militar de Mechnikov en Dnipro, donde fue sometido a varias cirugías. Mykhas tienen palabras duras para los habitantes locales que encontró en los pueblos sobre el frente de batalla:
«Bueno, no pasábamos mucho tiempo con ellos ya que teníamos nuestras órdenes y misiones de combate. Ellos son zombies, amantes de Putin y traidores. ¡No los necesitamos! Vos sabés, las generaciones más viejas quieren a Putin y lo consideran un salvador, pero los jóvenes son más racionales y quieren vivir en un país democrático y libre»
«Cuando las cosas estaban tranquilas, cuando los bombardeos se detenían por algunas horas, nosotros captábamos a los Separatistas en nuestras radios y entonces… bueno, ¡ te imaginás las palabras que salían de sus bocas! Nos amenazaban, trataban de asustarnos… vos sabés lo que quiero decir. Era la guerra, por lo tanto pasaban cosas que no debían pasar… Capturamos algunos equipos de sabotaje y vimos uniformes rusos»
Mykhas tiene solo un objetivo – ponerse de pie nuevamente, y correr detrás de todas las chicas que veo que sigue con sus ojos. Él pasó algún tiempo en Modrychi, un centro de rehabilitación privado en Truskavets, pero los costos eran prohibitivos (aproximadamente Dólares de EE.UU. 100 por día, todo incluido).
«En cierto sentido tuve mucha suerte. Yo ahorré cada centavito que recibí de la familia, amigos, voluntarios y ONGs, y pasé un mes en este estupendo centro de rehabilitación. Me ayudó mucho, pero tuve que volver y hacer más rehabilitación aquí en Lviv. Todo momento despierto estaba programado para nosotros allí en Modrychi; éramos ayudados, entrenados, supervisados y motivados por un buen equipo de especialistas. Está bueno aquí también, pero somos demasiados nosotros y muy pocos profesionales»
«Me considero también afortunado, porque los doctores me implantaron una placa muy especializada y costosa en mi columna vertebral. Me debería durar cerca de dos años. Vos vas a ver, voy a estar de pie y andando antes que te des cuenta»
Antes de partir, Mykhas mostró su seductora sonrisa, agarró el andador, se paró y estiró sus piernas en un movimiento para caminar. La sonrisa se transformó en un ceño fruncido a medida que se movía lentamente pero seguro a lo largo del sendero – 100 metros en un sentido y otros 100 de vuelta. Me senté hipnotizado, alarmado y aún así admirando su fuerte voluntad y motivación. Supe entonces que Mykhailo Yedynak definitivamente caminaría de nuevo.
Todas las fotos son cortesía de Juan Mora. Juan Mora es un fotógrafo y voluntario de «Con Ucrania». Él está actualmente establecido en Lviv.
Fuente: Christine Chraibi, Euro Maidan Press, 3 de octubre de 2016.