En 1919 la recién comenzada URSS sufrió una de sus primeras grandes hambrunas por la nefasta gestión y caos al que sometió el régimen comunista, llevando a la ruina total a quien era por entonces (según las estadísticas existentes) la 5ª potencia económica mundial. Y es que URSS gastó y destrozó todo en pro de mantener territorios y poderes, incluyendo la recién proclamada República de Ucrania, aplastada con violencia por tropas soviéticas.
Las revueltas contra los zares, las luchas intestinas y las peleas por el poder, desmantelaron casi por completo todo el tejido industrial y de comunicaciones de la URSS. El nuevo suelo soviético podría producir comida para toda Europa sin problemas, pero era incapaz no ya de transportarla y distribuirla sino incluso de cultivarla. Se llegó a decir que los campesinos se comían el grano crudo ante la imposibilidad de transformarlo en harinas o derivados. En 1919 Estados Unidos ofreció voluntariamente ayuda a la URSS, pero la rechazó por suponer aceptar una derrota ideológica del comunismo frente al capitalismo. La situación siguió empeorando años después, cebándose entre las poblaciones de la cuenca del Volga. el gobierno de Moscú solo controlaba de facto y por completo esa ciudad y su órbita cercana. El resto quedaba en la anarquía y sin medios recaudatorios. El gobierno comunista decidió imprimir dinero de manera ilimitada lo que derivó en una inflacción tan descomunal que ni siquiera se podría poner una cifra. Además confiscaba lo poco que había de manera violenta, por lo que los campesinos se mostraban cada vez más enfadados y rebeldes. A esta política de confiscación de cosechas se llamó en ruso prodrazviorstka (продразвёрсткa), un acrónimo que significaba algo así como reparto de alimentos.
En 1921 la situación es insostenible. Lenin se vio abocado a desarrollar unas pequeñas políticas económicas capitalistas (o más bien capitalismo de estado) conocidas como Nueva Política Económica. A mayores, Lenin pidió ayuda a Estados Unidos para solventar esa hambruna mediante una carta del escritor y amigo de Lenin, Maksim Gorky, al gobierno estadounidense que se hizo extensible a más países europeos. En esencia, se hacía un llamamiento de solidaridad para con el «pueblo ruso».
La prensa se hizo eco de inmediato, pero destacó en particular el Chicago Tribune, publicando todo dato e incluso fotografías de las hambrunas soviéticas. Esto conmocionó a la sociedad y las ayudas fluyeron en cantidades ingentes. Washington envió 200 barcos cargados de toda clase de alimentos que se pueda imaginar para la época. El valor estimado en dinero actual sería de más de 1.000 millones de dólares. Esta ayuda podría ser un arma de doble filo, ya que dejaría en evidencia al comunismo y exaltaría el sistema capitalista, así que Lenin manifestó en varias ocasiones que, si bien la ayuda era del capitalismo, era una ayuda muy puntual y que el control de los medios y del país seguía estando en manos del estado.
Con todo, la ayuda supuso un nuevo reto para Moscú, ya que carecía de medios técnicos para su correcta distribución, condenando a la pérdida de buena parte de la ayuda humanitaria entregada. Además, lo poco que se distribuía se hacía de manera irregular en función de intereses de estado, corruptelas, etc. Se generó un nuevo círculo vicioso en el cual los campesinos abandonaban el campo para ir a la ciudad porque allí se garantizaban los alimentos y se ganaba más dinero en fábricas, con lo que la capacidad de producción alimenticia se reducía aún más.
El caos fue descomunal al igual que el enfado de toda la cúpula comunista, puesto que Lenin llegó a reconocer que el comunismo había sufrido una derrota muy severa en el plano económico. Los enemigos de Lenin fueron en aumento, al igual que el empeoramiento en salud del líder soviético. Lenin muere en 1924. Tras él, asciende Yósif Stalin en 1925, cuya primera medida fue precisamente romper esos lazos económicos con EEUU y desarrollar sus propios planes quinquenales.
Para que entendamos lo que supuso esa hambruna, junto con la revolución soviética, en 1914 se estima que en el Imperio de Rusia vivían 174 millones de personas, de los cuales 75 millones eran rusos étnicos. En 1926 la población se contrajo a 148 millones, siendo 85 millones de ellos rusos étnicos. Es decir, en apenas 12 años murieron 26 millones de personas. Pero como vemos, la población étnica rusa siguió creciendo frente al resto de pueblos. Incluso si comparamos con la demografía actual, Rusia tiene oficialmente 144 millones de habitantes, todavía por debajo de 1926. Es el único estado europeo que no ha crecido demográficamente desde la IIGM, con tasa negativa de crecimiento de -0,33%.
La política de Stalin años después siguió en esta tendencia con movimientos forzados de población de unas partes a otras de la URSS, y recolonizando con rusos las tierras de los expulsados. Fue el caso del este de Ucrania, entonces parte de la URSS. Los ucranianos no solo habían manifestado su deseo de ser independientes, sino que las mejores tierras de la Unión Soviética estaban precisamente en Ucrania, las conocidas como «tierras negras» o chornozhem (Чорнозем), consideradas como de las más fértiles del planeta. Los campesinos ucranianos se oponían a ceder sus cosechas y a que Moscú gestionara y decidiera qué cultivar y qué hacer con sus trabajos. Tal rebeldía les condenó a ser objeto de purgas y sufrir más si cabe las prodrazviorstka. Este fue uno de los antecedentes de la gran hambruna ucraniana conocida modernamente como Holodomor.
