Hora de pensar si Ucrania necesita la unidad territorial, si esta amenaza con paralizar el país y lo convierte en un conglomerado de regiones multidireccionales.
En el territorio de Donbass (aquí y en adelante bajo este nombre tenemos en cuenta las regiones de Donetsk y Lugansk.- Red.) se extiende la ola de apropiaciones de los edificios gubernamentales por los milicianos rusos. Las estructuras de defensa ucranianas no son capaces impedirlo con efectividad. Se puede buscar distintas causas de ello, pero es obvia la dubitación del gobierno del estado a la hora de tomar las decisiones que provocó las dudas de la lealtad de las fuerzas del orden legal y apoyo de la población local. En vez de las acciones de ofensiva se escogió una táctica de aislamiento de la región del resto del país, convertirlo en una clase de la zona de cuarentena. Como resultado de ello en las fronteras del país de facto se delimitó una frontera interna entre un Donbass inestable y el resto de las regiones del oeste y sur, donde las fuerzas prorrusas aún sólo tratan de calentar la situación en los centros administrativos mediante escasos mítines, y donde la mayoría de los habitantes apoya la lucha contra los separatistas.
Junto con el Donbass, al que representan las viejas élites regionales, Kiev trata de mantener negociaciones acerca del precio del compromiso que pudiera apaciguar la situación. Las últimas señales, parece ser, certifican de moderación de las exigencias de los regionales en lo referente a la extensión de los derechos de las regiones, estatuto oficial en algunas regiones y no del idioma estatal al idioma ruso. La fuentes de Tyzhden certifican que antes de Pascua ahora el propietario único del Partido de las Regiones Rinat Ahmetov mantuvo un encuentro con sus compañeros de filas, durante el cual se tomó la decisión de apoyar la unidad territorial.
A su vez el presidente interino Olexandr Turchinov y el primer ministro Arsenij Yatsenjuk el 18 de abril hicieron una declaración en la Rada acerca de que el gobierno central está dispuesto a atribuir al idioma ruso el estatuto de oficial en las regiones donde vive una gran parte de sus hablantes, y a las unidades territoriales administrativas la autonomía financiera y económica. Además suprimir las administraciones estatales regionales, y sus poderes entregar a los instituciones electos regionales.
En este contexto es importante no olvidar que la unidad territorial es muy importante para cualquier estado, pero sin embargo es menos importante que conservar la soberanía y la posibilidad de decidir su destino por sí solos. Los intentos de poner la unidad nacional por encima de la capacidad del estado funcionar con normalidad y desarrollarse dinámicamente son capaces de empujar a cualquiera en una trampa como aquella a la que cayó Bosnia y Herzegovina (véase Tyzhden, nº 14/2014). Al mismo tiempo existe la experiencia positiva de la República Checa y Eslovaquia que en su tiempo se han dividido pacíficamente, para evitar el enfrentamiento acerca de cómo y a dónde moverse (véase “El ejemplo positivo”)
Es importante que el precio de conservación de Donbass en Ucrania, es decir, el compromiso con las élites regionales de ahí, no se convierta en injustificablemente alta para el futuro de todo el estado. Teniendo en cuenta que en el sentido financiero y económico, ideológico, así como político esta tierra es un lastre, que todos los años frenaba y dificultaba la transformación comercial y democrática de Ucrania, consolidación nacional y la integración europea y euroatlántica.
Joya sin cierre Donbass es tradicionalmente una base electoral reaccionaria antiucraniana y antieuropea. Así durante las últimas elecciones de 8:8 millones de ciudadanos que votaron por el Partido Regional y Partido Comunista de Ucrania casi un 30% (2,5 millones) eran los habitantes de esta región. En el 2010 ellos proporcionaron 3,7 millones de 12,5 millones de votos por Yanukovich como presidente. Si los habitantes de Donbass (y Crimea) no participaran en las elecciones del 2010- 2012, éste ni el Partido Regional no tendrían ninguna posibilidad de llegar al poder.
Así los votos entre Timoshenko y Yanukovich se dividirían como 55.1% en contra 38,7% (de hecho eran 49% y 45,5%), y en el 2012 el Partido Regional junto con el Partido Comunista lograrían sólo un 34,4% (y no el 43,2%). Las proporciones parecidas tendrían lugar también durante las elecciones del 2002-2007.
En otras palabras sin el Donbass Ucrania no tuviera que pasar por todo, por lo que pasó durante los últimos 12 años ni durante todos los 23 años de independencia.
Precisamente el resultado del Partido Regional y el Partido Comunista (83,3%) y de Yanukovich (89,9%) en Donbass los llevaba al poder. Inclusive después de decepcionarse en sus antiguos ídolos los habitantes de la región no votaron por las fuerzas proeuropeas ni por las proucranianas, simplemente boicotearon los colegios electorales (de 4,1 millones que acudieron en el 2010, en el 2012 participaron sólo 3 millones).
Traducido por Isabel Okulik