El Bombardeo de Járkiv Es Cada Vez Más Sistemático

El bombardeo de Járkiv es cada vez más sistemático, destructivo y a gran escala. El 31 de agosto y el 1 de septiembre, la ciudad sufrió potentes ataques con misiles y bombas contra objetivos civiles: edificios residenciales, un centro comercial, un complejo deportivo y otros elementos de la infraestructura civil. Rusia está recurriendo a la táctica de destruir grandes ciudades para debilitar el potencial industrial de Ucrania, obligar a la población a emigrar y crear un colapso energético, alimentario y humanitario.

Es simbólico que los brutales ataques de Rusia tengan lugar el 1 de septiembre, el Día del Conocimiento, el brillante y festivo comienzo del nuevo curso escolar. Esto demuestra la intención de Rusia no sólo de matar físicamente al mayor número posible de ucranianos, sino también de destruir el patrimonio civilizacional, los códigos culturales y las tradiciones históricas de Ucrania.

Los socios de Ucrania deben comprender que las acciones de Rusia son una guerra total para destruir toda una nación, así como un «entrenamiento» para organizar una «guerra en las grandes ciudades». La estrategia de «observación» puede fracasar, ya que la destrucción de las grandes ciudades hará tambalearse todo el sistema de defensa y seguridad del continente. Cualquier ciudad europea puede enfrentarse ahora a una guerra de este tipo.

Esta guerra se lleva a cabo mediante métodos combinados destinados a convertir grandes zonas en desiertos inhabitables. Esta estrategia de destrucción bárbara de la civilización urbana requiere una respuesta sistémica. Occidente debe actualizar sus principios de defensa y sus plataformas armamentísticas. Ucrania necesita desesperadamente soluciones técnicas y tecnológicas para proteger su frontera y sus ciudades. El carácter sistemático de la recepción de armas por parte de los socios debería corresponderse con el carácter sistemático de los bombardeos rusos.

Las promesas de suministro de armas, los sistemas adicionales de defensa aérea y antimisiles y, lo que es más importante, la prohibición vigente de atacar objetivos en Rusia con armas de largo alcance, cuestan vidas ucranianas todos los días. La guerra tiene que volver al territorio de la Federación Rusa. Los aeródromos rusos desde los que se lanzan bombas y misiles deben ser destruidos. Hay que encontrar soluciones tecnológicas para contrarrestar las bombas guiadas.

Obviamente, esto debe ser un esfuerzo conjunto. Occidente debe aprender a defenderse y mejorar la defensa de las ciudades, incluidas las más importantes. El principio de la acción conjunta debe extenderse también a la defensa de las ciudades ucranianas. Sólo mediante esfuerzos unidos podremos contrarrestar esta amenaza, que potencialmente podría afectar a cualquier ciudad europea.

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