El imperio de Kremlin: el modelo soviético del colonialismo. Capítulo II. Primera parte

El IMPERIO DE KREMLIN: EL MODELO SOVIÉTICO DEL COLONIALISMO

Prólogo, el porqué de traducir un libro escrito en 1988

Capítulo II. Rusia, La Unión Soviética y Ucrania

I. La cuestión ucraniana

Un ideólogo soviético comenta: “No existe la cuestión ucraniana, como tampoco ninguna cuestión nacional en la URSS. Cerramos esta cuestión hace mucho tiempo”.

Bogdan Jmelnistky
Bogdán Jmelnitski

El ideólogo no está equivocado, solo está disimulando. Sin embargo, la farsa en los asuntos serios, sobre todo si uno mismo empieza a creer en ella,  puede llevar a la catástrofe. Esto es exactamente lo que está pasando en la URSS acerca de la cuestión nacional y, sobre todo, acerca de la cuestión ucraniana. La cuestión ucraniana en la URSS existe y las fechas exactas de su aparición son conocidas. Son dos: el 1 de octubre de 1653, cuando Zemski Sobor en Moscú tomó la decisión de anexionar Ucrania, independiente de Rusia, y de paso declarar la guerra a Polonia, con la cual Ucrania ya estaba luchando desde hacía cinco años para defender su independencia. La otra fecha es el 8 de 1654, cuando la Rada de Pereyáslav bajo el liderazgo del hetman Bogdán Jmelnitski decidió hacer de Rusia su aliado en la lucha por la unidad de la patria y la liberación de territorios ucranianos ocupados por Polonia, Turquía y Hungría.

En los llamados “Artículos de marzo” del mismo año, fue proclamada la completa autonomía interior de Ucrania con la conservación del hetmanato y su propia estructura organizativa. Pero la liberación y la unión de territorios ucranianos se acabaron trece años después, en 1667, cuando en virtud del “Tratado de Andrusovo” Rusia y Polonia se repartieron Ucrania: la margen izquierda del río Dnipro pasó a estar bajo el control de Rusia y la parte derecha, del de Polonia. 14 años más tarde, en 1686, según el “Tratado de Paz Eterna”, la Ucrania del margen izquierdo, Kyiv y Zaporozha quedan definitivamente bajo el control de Rusia y la Ucrania del margen derecho junto con Galitzia se quedaron con Polonia. Podolia y Bucovina del Norte pasaron a Turquía y Transcarpatia, a Hungría. De esta manera, la Ucrania «liberada» por el zarismo ruso en el siglo XVII y luego unida en el siglo XX al imperio soviético por el tirano Stalin se vio privada de su antigua y centenaria independencia estatal durante más de tres siglos. Mientras Ucrania esté controlada por Moscú, seguirá existiendo la cuestión ucraniana. La nación ucraniana, cuyo desarrollo estatal había sido desplazado y que sufrió sistemáticamente procesos de desucranización por parte de los ocupantes, resultó ser indeleble. El reconocimiento del derecho a la independencia de Ucrania por parte de los bolcheviques antes de la revolución fue el homenaje táctico a este hecho histórico indiscutible. Pero cuando los bolcheviques llegaron al poder dieron una nueva explicación y aclararon que reconocían el derecho a la autodeterminación no de las naciones, sino de los trabajadores.  O sea, reconocían este tipo de independencia, que dependía de Moscú. Por ello, los bolcheviques no reconocieron la República Popular Ucraniana bajo de la dirección del académico Myjailo Hrushevsky, pero sí reconocieron la República Soviética Ucraniana, creada por ucranianos sucedáneos como Rakovski, Piatakov, Ordzhonikidze, Gamarnik, Voroshílov, Dzerzhinski

Sin embargo, con el reconocimiento de la independencia de Ucrania, incluso comunista, y el derecho de los ucranianos a desarrollar su “cultura nacional en forma, pero socialista en contenido” los bolcheviques no resolvieron, sino que agudizaron la cuestión ucraniana. La lógica política y la experiencia histórica dicen que solo Ucrania puede resolverla.

Situada en la famosa vía comercial acuática que unía el mar Báltico con el mar Negro, la capital de Ucrania, Kyiv, gozaba una posición muy ventajosa desde el punto de vista económico-comercial y estratégico-militar. Precisamente esta ventaja se convirtió  en una tragedia nacional para Ucrania. Sin contar las innumerables campañas militares de los conquistadores de Asia Oriental en tierras ucranianas, Ucrania tuvo muchos vecinos agresivos con los que tuvo frecuentes enfrentamientos, como turcos, húngaros, austriacos, moldavos, lituanos, polacos y rusos.

Desde la segunda mitad del siglo XVII dos Estados luchaban por la dominación de Ucrania: la católica Polonia y Rusia, que compartía la misma fe ortodoxa [que Ucrania]. Subrayo esta diferencia de las religiones a propósito porque, en mi opinión, tuvo una importancia crucial a la hora de que los ucranianos se decantaran por Rusia, vista como un mal “menor”. La situación se tornó amenazadora cuando se formó la  República de las Dos Naciones como resultado de la Unión de Lublin en 1569. Comenzó la expansión forzada del nuevo Estado polaco-lituano hacia tierras ucranianas, lo que provocó una guerra de liberación nacional del pueblo ucraniano (1648-1654). Las tropas cosacas de la Sich de Zaporozhia encabezaban las ofensivas ucranianas.

La Sich de Zaporozhia es primer y el único ejército dela historia que se basaba en principios democráticos: todos sus cargos de mando, empezando por el starshina y el atamán y terminando por el comandante supremo, el hetman, eran elegidos. El poder supremo pertenecía a la Rada de Sich.

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La respuesta de los cosacos zaporogos al sultán de Turquia. Pintado por Ilia Repin entre 1880 y 1891

Esta guerra agotadora para Ucrania se prolonga durante varios años, provocando grandes pérdidas y obteniendo un éxito incierto. La destrucción generalizada de ciudades y pueblos, el agotamiento de las fuerzas materiales y humanas y la creciente presión de las fuerzas enemigas obligaron a los cosacos tomar la decisión que se pactó en el acto de la Rada de Pereyáslav.

Desde el punto de vista del derecho internacional, la decisión de la Rada de Pereyáslav sobre la adhesión de Ucrania a Rusia tiene el mismo valor que la «voluntad» del último rey de Georgia, que entregó Georgia al zar ruso. Ambas decisiones fueron tomadas sin la participación del verdadero soberano, el pueblo. Por tanto, es natural que entre el pueblo ucraniano y, sobre todo, entre la Sich de Zaporozhia creciera la insatisfacción por los resultados del pacto de la Rada de Pereyáslav. El hetman de Ucrania Iván Mazepa lideró este descontento en secreto.

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Iván Mazepa

La historiografía del zarismo, al igual que la soviética, por unanimidad y en los mismos términos caracteriza a Mazepa como un «traidor» y un «desleal». La pregunta es: ¿en qué consistía su “traición” o “deslealtad”? Un historiador soviético oficial contesta que su “traición” y la “deslealdad” radicaban en que Mazepa quería separar Ucrania de Rusia y declarar su independencia, utilizando la ayuda de otros países. Aquí viene una cita de la Gran Enciclopedia Soviética: “Alimentado por ideas nacionalistas sobre la independencia de Ucrania y el rechazo de Rusia, Mazepa llevaba a cabo negociaciones secretas con el Rey de Polonia Leszczynski y, posteriormente, con el Rey de Suecia, Carlos XII”.

¡Solo porque Mazepa quería recuperar la independencia de Ucrania ya es un “traidor” e incluso un canalla, mientras la persona que informó al Rey de Rusia, un juez general del Hetmanstvo, Vasyliy Kochubey, será un héroe nacional! En su levantamiento contra la Rusia zarista Mazepa se movió no por intereses personales, sino por los ideales nacionales de su pueblo. En su discurso ante el cuerpo de oficiales explicó los motivos de su oposición a la Rusia con las siguientes palabras: ”Llamo a Dios Todopoderoso a ser mi testigo y juro que no estoy buscando ningún gran honor, ni riquezas, ni cosas que no sean el bienestar de nuestra madre, la pobre Ucrania, y el pueblo ucraniano, para que estas personas puedan recuperar sus derechos y libertades. Con la ayuda de Dios tengo la intención de protegeros a vosotros, a vuestras mujeres y a nuestra patria del yugo de Moscú».

Mazepa era consciente de que tomaba una decisión importantísima. Mazepa se enfrentaba a un dilema: o someterse a Pedro I , lo que conllevaría una intensa rusificación y la anulación del Hetmanstvo y la autonomía interna de Ucrania; o defender la independencia de Ucrania por las armas.

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La Batalla de Poltava. Una de las más famosas batallas de la Gran Guerra del Norte

Cuando se presentó la oportunidad, durante la Gran Guerra del Norte entre Pedro I y el rey sueco Carlos XII, Mazepa anunció que el pacto de la Rada de Pereyáslav quedaba anulado y se unió a la guerra al lado de Suecia. La naturaleza dotó a este gran patriota ucraniano de un coraje extraordinario, pero la historia trató sin piedad su programa militar. En la batalla de Poltava, el ejército de cosacos de Hetman y el ejército sueco fueron derrotados por el ejército de Pedro I.  Como respuesta a su “traición”, Pedro I eliminó la fuerza gracias a la cual Rusia se anexionó Ucrania, la Sich de Zaporozhia (1709). La administración de Ucrania pasó a tener un carácter puramente colonial.

A finales del siglo XVIII Ucrania fue dividida por varios dominios y, más adelante, en gubérniyas normales, como las que había en Rusia. Por supuesto, con el tiempo las autoridades buscaron crear una clase que les apoyara para gestionar las tierras. Por ejemplo, los jefes cosacos recibieron títulos nobiliarios y el mismo Pedro I contaba con muchos ucranianos en su equipo de reformas.

Tras la desaparición de la escena histórica del Estado de Polonia, dividido durante del reinado de Catalina II entre Rusia, Prusia y Austria, la situación de Ucrania no cambió. La política de polonización en Ucrania Occidental se cambió por la de alemanización, mientras que en la Ucrania Oriental la rusificación se intensificó aún más. Ambos estados tenían como meta la desucranización definitiva de Ucrania para poder gobernar con más facilidad. Sin embargo, existían diferencias entre las desucranizaciones austriaca y rusa: los austriacos reconocían la existencia de la cultura y el idioma ucranianos, mientras que el «hermano mayor», eslavo y cercano y que compartía la misma fe, no reconocía ni una cosa ni la otra.

Si buscamos la precisión histórica, entonces el “hermano mayor” no es mayor, sino un hermano menor, el “refugiado”, quien, salvándose de las hordas de Asia, escapó de la Rus de Kyiv y creó en el norte, entre los ríos Oca y Volga, un nuevo ducado, el de Moscú, que posteriormente se hizo fuerte. El famoso activista cívico y publicista ruso Petrov-Skitalets escribe: “Desde el punto de vista de la ciencia histórica, el hermano mayor de los eslavos del este, indudablemente, son los ucranianos y la madre de todas las ciudades eslavas ciertamente es Kyiv. Si nos acordamos el trato que recibía Ucrania por parte del círculo gobernante de Rusia anterior a la revolución, con menosprecio, un proteccionismo ofensivo y la negación de los ucranianos como nación, adueñándose de la llamada «Malorossiya», es comprensible y justificada la aspiración de los ucranianos a defender sus derechos históricos como de uno de los grandes pueblos eslavos”.

Toda la historia posterior de Ucrania está marcada por los levantamientos nacionales y la búsqueda espiritual-nacional de los ucranianos tanto en Rusia como en Austria. Como ocurre en todas las naciones humilladas, los líderes espirituales y políticos del nuevo movimiento de Ucrania apelan en su programa nacional a la grandeza de su pasado histórico y la vitalidad de sus valores espirituales. Los ucranianos tienen algo para estar orgullosos. La antigua Kyiv fue, de hecho, la capital del primer gran estado eslavo más allá del debate acerca de quiénes fueron sus fundadores: los rusos o ucranianos, los vikingos o los propios eslavos. La antigua Kyiv fue también el lugar del bautismo de la Rus, adoptando el cristianismo, cuyo milésimo aniversario se celebró en 1988.

 

Traducido del ruso por Natalka Mukovoz.

Fuente: Biblioteca electrónica de la sede ucraniana de la Asociación de Periodistas Europeos.

La serie de artículos se publicará bajo la etiqueta  “Imperio del Kremlin

3 comentarios sobre “El imperio de Kremlin: el modelo soviético del colonialismo. Capítulo II. Primera parte

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