
Soy una mujer y no me avergüenzo de admitir que temía por mi vida en Donbass. Pero lo que más me asustaba no eran las balas. Temía que me secuestrasen.
Cuenta Lesia Gansha que el marido de su conocida de Donetsk, un hombre de negocios, fue parado cerca de Kramatorsk. Venía de Donetsk de camino a Járkov. La milicia separatista le paró en un puesto de control. Le quitaron el coche. Vaciaron su cartera, quedándose con todo. Le detuvieron. Vamos, lo típico.
Lo que resultó ser atípico fue el hecho de que sus familiares tuvieron que tardar días para lograr que le liberen – resulta que tenían contactos en la República Popular de Donetsk. Ahora este hombre, de edad avanzada, no habla. No quiere. Y sobre su detención dijo a secas: “Son unos salvajes”.
Sigue leyendo →